Karla Gómez
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Gonzalo Gurria, ha encontrado una vía para difundir la identidad de la comunidad cultural zoque de Tuxtla Gutiérrez. Por ello, ha elaborado cubrebocas con bordados con motivo zoque, los cuales incluyen figuras de pájaros y aves de corral, así como algunos animales del campo: conejos, ardillas, flores, por citar algunos ejemplos de cosas cotidianas del pueblo.
Él aprendió este oficio desde los 14 años aproximadamente, del maestro bordador y antropólogo Leopoldo Gallegos Vázquez (†). Esto, le permitió saber más de su cultura y transmitirlo a aquellos que se han acercado a aprender. “Es sentirme orgulloso de mí, como persona indígena zoque”.
Así también, considera que es de mucho orgullo portar un bordado zoque de Tuxtla, aunque quizás para la mayoría se cree extinto; pese a ello, con sus compañeros comparte este gusto de sentirse orgullo… “Y creo que con estas acciones fomentamos a esta nueva generación de tuxtlecos conozca esta parte de la cultura” (sic).
Mientras realiza este oficio con hilaza de algodón, él escucha música tradicional nacional y extranjera, le relaja llevar a cabo esta actividad, así también cuando ve un diseño terminado o una prenda hecha. El tiempo estimado para la elaboración, depende de la pieza: tiras de contado para la camisa tradicional -o blusas como se les dice ahora- y tiras para huipiles zoques, puede durar desde cuatro horas hasta un día completo. Así también, depende del diseño y la calidad del punto a bordar.
Respecto al poco uso que se le da al bordado zoque, Gonzalo menciona que Tuxtla pago caro la urbanización: “La gente que vino de otros lugares comenzó a avergonzar a los nativos y también a los mestizos y a la gente ladina. La generación nueva ya no las usaba porque sus padres no querían que pasaran vergüenzas. Y por ende, se dejó de tejer y confeccionar dichas prendas y Tuxtla zoque se redujo únicamente a familias que aún conservamos algunos elementos zoques”.
