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Dr. Jorge Alberto Rincón Acebo Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

El médico a la vez que cura, puede enfermarse y llegar a fenecer. Son seres humanos y se hallan entre el nacimiento y la muerte. Los pacientes consideran a los doctores incansables y les solicitan lo que ellos no hacen por sí mismos.

Se descubre la carencia de humanismo, la realidad es que el valor de un objeto es la demanda que exista para adquirirlo, demostrado con la especulación en cubre bocas y alcohol.

Ante la indefensión, cual párvulos, sienten necesario ser guiados o se exaltarán si conoce la realidad. Comprenderán su finitud, considerando fatalista no adornar la realidad, concuerdo en que es necesario buscar el equilibrio.

En México, del 23 de junio al 1° de julio fenecieron 99 médicos. En teoría, no debería suceder.

Se ha hecho costumbre tergiversar el estar enfermo y se le cataloga como muerto; es necesario que el aludido exprese “No he muerto, estoy en casa recuperándome”.

Elevada mortandad en el estado de Chiapas, sin discriminar clase ni profesión. ¡Así finaliza la existencia!

Ponte a temblar por las consecuencias de tus actos. ¿Qué te exime para que no te toque?

Reírse refuerza el sistema inmunológico. ¡No hay nada mejor, que en vida!

Ofrecen pésames por su partida, aquellas personas que no le saludan a su paso. El paciente solicitó su alta voluntaria de la institución, al no hallarlo internado se tergiversó con su partida sin retorno al ignoto oriente. ¡Cómo va a ser! ¡Por pura solidaridad debería fenecer, para no desmentir lo dicho!

El cuerpo comunica desequilibrio. ¡No hagas caso omiso! La fatiga, tensión, dolor o letargia, son avisos preventivos.

La aparente normalidad que lleva la vida cotidiana es semejante a la sedación de los pacientes intubados. Es para mantenerlo tranquilo y evitar se arranque los tubos: a consecuencia de la desesperación, hay sangrado del tubo digestivo. Si sabes que no saldrás vivo de este mundo, goza cada instante como si fuera la última inhalación que vivifique tus pulmones.

Siempre hay un antes y un después. ¿La presente epidemia dejará en nuestros hábitos, cambios irreversibles?

Llegar a casa despojarte de tu ropa. Limpiar calzado, las cosas que portes. Rutinariamente, lavar alimentos que se introduzcan al refrigerador. Es indispensable cotidianamente, el resto de la vida. ¿Durará el hábito? ¿Se hará costumbre? ¡Evita caer en stress para conservar tu equilibrio inmunológico!

El que estudia, comprende carencias. Es costumbre no aceptarlas y aún peor, no esforzarse en mejorarlas. No olvides: la incredulidad humana es superlativa, hay seres humanos carentes de auto cuidado, mientras no se enfermen u observen cercana a la muerte.

Carecen de voluntad para el autocuidado, reforzar medidas sanitarias, limpieza de dispositivos electrónicos propios y de uso comunitario.

No olvides seguir el tratamiento antiinflamatorio, sin abandonarlo por aparente mejoría.

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