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Jorge Éver González Domínguez/Chiapa de Corzo, Chiapas jevergonzalez@hotmail.com

El presbítero Augusto Escobar González, conocido en el pueblo de Chiapa de Corzo como el Padre Augusto, es una persona que le ha dado su vida a un pueblo y, este le reconoce el aporte espiritual pero también cultural.

?Hijo de Eliecer Escobar Flores y de Delfina González, nació en el barrio de San Jacinto en 1930.

?Sus padres, un día se fueron a vivir un tiempo a Villaflores, luego se fueron al pueblo de Acala, donde vivía su tío Miguel, con esa paz que se respiraba el pueblo cursó en Acala sus cuatro años de educación primaria; posteriormente sus padres regresaron a Chiapa de Corzo y fue donde terminó su primaria. Como todo niño, salió dos veces de Parachico, su única indumentaria eran: máscara, montera, chamarra y un chinchín de morro.

?El sonido de las campanas del templo de Santo Domingo, quizá, lo cautivó y en el año de 1945 ingresa al Seminario, donde primeramente estuvo cinco años en su formación inicial y en el año de 1950 se traslada al Seminario Mayor de la ciudad de Puebla, donde estudió tres años de Filosofía y cuatro de Teología. En 1956 se ordena de Presbítero en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

?A finales del año de su ordenación, lo envían para proclamar el evangelio como vicario a Huixtla, donde estuvo un breve tiempo, porque a mediados del año 1957 recibe órdenes para trasladarse con la misma encomienda a Ocosingo. Con el verde de la naturaleza estuvo aproximadamente cuatro años, donde sólo podía entrar en avioneta.

?Luego se encaminó al pueblo de La Trinitaria, ahí estuvo dos años y en 1961 le encomiendan al pueblo de Acala como Párroco, y las olas del Grijalva lo llamaban a la tierra de su origen.?En febrero de 1966 lo envían a Tuxtla Gutiérrez a una encomienda especial y el 1º. de marzo del mismo año, el obispo de Tuxtla Gutiérrez, Monseñor José Trinidad Sepúlveda Ruiz-Velasco, lo nombra Párroco de Chiapa de Corzo.

?Viendo el vasto bagaje cultural de su pueblo y cómo se desbordaba la alegría dentro de las fiestas religiosas, optó en 1968 realizar una misa especial para los Parachicos el día 23 de enero como fin de las fiestas religiosas, con unos cincuenta parachicos en ese entonces. Fue así como al finalizar la Fiesta Grande, se celebra misa para los Parachicos y fue recordado ese acontecimiento en 2018, celebrando cincuenta años de ese aporte a la cultura chiapacorceña.

?También, el padre Augusto ha impulsado la celebración de los Alférez y Nahures, rescató, impulsó y preservó esa cultura que se acomoda en los años de la historia. En 1976 organizó un evento recordando los 400 años de la fundición de la Campana Grande “Santa Teresita” -que según se cuenta, se fundió a orillas del Rio Grande-, teniendo un peso de 5550 kilogramos y 1.6 metros de alto, siendo un icono del pueblo y ahora vigila a los pobladores en lo alto de la torre del templo.

?“Recuerdo que la fiesta que se realizaba en honor a San Sebastián Mártir era algo muy sencillo, siendo párroco de Acala vine un año (¿1964?) Y vi que en su casa tenía la imagen doña Cornelia Martínez, pedía donativos para celebrar la fiesta de una forma muy sencilla en la parroquia y luego se le pedía a otra familia que lo llevara a su casa; poco a poco, pasado los años, hubo familias que querían tenerla en sus barrios.

?Así, a don Juan de Dios Gómez N., en 1978, se le ocurrió la idea de mandar a hacer una imagen de San Sebastián Mártir de tamaño natural; me dijo que tenía sus ahorritos y le nacía mandar a hacer una, con la idea que una familia en cada barrio llevara al santo por un año y se hiciera una comida el mero día en la parroquia y me pareció muy bien, fue entonces que en 1979 presentan a la nueva imagen elaborada por don Antonio López Hernández, el pueblo aceptó ese cambio y vi que eso era bueno; porque el principal objetivo es que Dios bendiga a las personas de cada barrio por medio de la imagen”, nos dijo el padre Augusto con una sonrisa, que no es habitual en él.

?El padre Augusto ha incidido para bien en la cultura de su pueblo, durante 35 años que estuvo de responsable de la parroquia, amalgamó lo pagano con lo religioso para cristianizar las costumbres. Ahora, a sus 89 años, camina muy ligero, a veces detiene sus pasos para levantar la cabeza y darte buenos días, las calles empedradas y las banquetas no son obstáculo para caminar por ellas sin ninguna ayuda. En diciembre de1997, el H. Ayuntamiento Municipal lo nombra hijo predilecto de Chiapa de Corzo.

?Lleva 64 años de sacerdote y la gente lo conoce, respeta, admira y lo lleva en su corazón, por darle vida a una vida consagrada.

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