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Elenita Arévalo: La señora de las marimbas

Karla Gómez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

“Por las añosas calles de la otrora Villa de San Marcos Tuxtla camina con pasos lentos, muy lentos, la señora de las marimbas. Linda abuela, dulce y tierna, va cargando su canasto de quince lustros, repleto de tradiciones y costumbres tuxtlecas, y de semillas poéticas que alegre esparce por los bellos jardines chiapanecos”, describe el cronista oficial de Tuxtla Gutiérrez, José Luis Castro Aguilar, a ‘La señora de las marimbas’.

En el material de lectura que ha compartido, indica que ella era de figura rolliza, piel morena clara y de elegante porte, de pulcra envoltura y distinguido garbo, y de andar cansado, muy cansado, pregona por las antiguas y ruinosas calles de la vieja Tuchtlán su entrañable y querido Parque “Jardín de la Marimba”.

El cual, es considerado el paradisíaco jardín tuxtleco en que se resiste a morir la música de marimba: “Lugar de jóvenes de ayer, de hoy y de siempre; de música y baile, de conquista y de noviazgo otoñal. Es la casa de la Marimba, es la casa de la profesora Elenita Arévalo, ‘La señora de las marimbas’”, indica.

Resalta que el Parque “Jardín de la Marimba”, fue inaugurado el 12 de septiembre de 1993 por el gobernador Elmar Harald Setzer: “Se llama así por gestiones de la poeta Elena Arévalo Moreno de Cancino, ‘La señora de las marimbas’. El parque cuenta con un kiosco de estilo colonial y bancas metálicas a su alrededor, para el público que se da cita todos los días”.

Asimismo, añade que doña Elenita Arévalo es una poetisa de su tiempo y de su espacio. Mujer poeta que le canta a la vida, que le canta al amor. Otra vista del Parque “Jardín de la Marimba”.

No obstante, agrega que para doña Elenita, el tiempo no pasa. “El tiempo se detuvo. Total, el tiempo no existe: es la piel que se arruga. Es el cabello que se convierte en algodón. Son los pies que se cansan y se rebelan a caminar. Por eso hoy, nuevamente ha hecho un alto a su andar cansado. Se ha detenido para compartir con nosotros, desde el cielo, sus florilegios tuxtlecos”.

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