Karla Gómez
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Jvan Padilla, era una persona llena de valores, hacia el trabajo, hacia su familia, amigos y comunidad. Era muy alegre, entusiasta, sabio y soñador, tenía un lenguaje único; sabía cómo darle sentido a sus palabras y a su obra, “puedo decir que él disfrutó y sufrió su vida en cada momento”.
De esta manera, Jorge Zamorano, creador visual, recuerda a Padilla, quien falleció hace unos días. Por ello, se suma a través de las redes sociales a la ola de las muestras de cariño y admiración que la comunidad cultural y artística tenía hacia él.
Ante la cercanía y amistad que tuvo con Padilla y haber estudiado juntos Artes Visuales en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, así como haber participado con él en la locución del programa de radio “Arte engendro” del 102.5 FM de Radio Unicach; así como la subversión del arte radio, exposiciones y proyectos en los que colaboraron, coincidieron en la idea de proyectar el arte chiapaneco a nivel nacional.
“Cabe mencionar que en muchas ocasiones lo seleccionaron en bienales nacionales y tuvo más reconocimiento que acá en Chiapas, se podría decir que era un artista incomprendido”, destaca el entrevistado.
Asimismo, añade que él estaba totalmente entregado al arte como una religión, pues le gustaban mucho las fiestas patronales de su pueblo: “Compartimos la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, recorrimos, bailamos y bebimos por todo el pueblo, en iglesias y ermitas; le gustaba el pulque, era coleccionista de libros y discos, superfán de Café Tacvba, Natalia Lafourcade, Zoé, Siddhartha. Fuimos a varios conciertos en Tuxtla y la Ciudad de México. Su artista favorito era sin duda Francis Älys, admiraba a Ernesto Nieto, Mathias Goeritz, Gustav Klimt, Egon Schiele, Carlos Mérida, entre otros más. Compartimos la chela, las risas, la amistad y los sueños, las pláticas interminables del arte y de la vida”.
Esencialmente, Jvan Padilla –refiere- trabajaba sobre el textil de Carranza como temática, profundizando desde lo técnico hasta lo espiritual, la materia, la elaboración desde el telar, el sentido cosmogónico, los símbolos y el textil dentro del mercado de la vestimenta y la moda.
“A lo largo de su trayectoria tuvo incursiones en la instalación, como se pudo ver en el certamen Forcazs del año 2018; la Bienal ‘Nunca fuimos nada’ o la Bienal de Arte Emergente del Estado de México; escultura, como en el último salón de la plástica de Chiapas del 2015. En sus exposiciones individuales y colectivas, presentó arte objeto, intervenciones en el espacio, pintura de caballete, dibujo, video y fotografía. Era un artista multidisciplinario donde su obra retomaba la vida cotidiana de su amado municipio de Venustiano Carranza”, indica.
A decir de la propuesta con el textil, comenta que Jvan, trabajaba en dos proyectos: su marca de ropa independiente llamada Chavuk, donde él hacía los diseños de las prendas y generaba en la comunidad el “justo pago” por la mano de obra de las tejedoras, para revalorizar este trabajo ancestral y dar otra lectura de la artesanía como diseño de moda de autor.
Mientras que, el otro proyecto en proceso que realizaba, era mediante la beca PECDA de este año, titulado “Prueba de Mi Fe al Afecto”, trabajando con 10 tejedoras de telar de cintura de su comunidad, donde estaba generando una pieza audiovisual de la acción de crear textiles y la importancia de las mujeres y la relación con el dolor y la sanación.
Carranza, puntualiza, era la columna vertebral de su trabajo, su entorno, la identidad, su contexto, las fiestas, las iglesias, los santos, las costumbres y tradiciones, “todo lo trasladó a su obra, se sumergió en el autoconocimiento para poder proponer su obra como personajes. Es el artista visual más importante que ha dado Carranza, por lo que creo que debería homenajearse, honrar su memoria y continuar su legado en Chiapas, ya que ha sido uno de los artistas más importantes de su generación”.
