Octava Tradicional Feria del Tamal Tuxtleco
Marco A. Orozco Zuarth cronistasdechiapas@hotmail.com
(Segunda y última entrega)
Concluyo esta crónica del maestro
Eliseo Mellanes Castellanos
para recordar los bellos tiempos pasados de nuestra ciudad:
Tamales y jocotes tuxtlecos
Antiguamente había un espacio especial en Tuchtlán, hacia el oriente sur de la pequeña población, entre la sexta a la novena Avenida Sur y se conoció con el nombre de Barrio del Jocotal.
Cuenta la tradición que allí se reunían las familias tuxtlecas para saborear los jocotes con tamalitos de hoja de milpa.
Cuando ese espacio desapareció por la mancha urbana del progreso, los tuxtlecos no borraron la costumbre de los tamales con jocotes, sino que la generalizaron reuniéndose en sus propias casas o en edificios en construcción cada 3 de mayo, para beber el delicioso licor y comer los jocotes con tamales de hoja de maíz.
La fecha mencionada es el día de la Santa Cruz y es también el Día del Albañil, por eso los constructores colocan una cruz cristiana en lo alto de los edificios y casas en formación y suspenden sus labores.
No cabe duda, existió el Barrio del Jocotal, ya que fue citado por cronistas, músicos y poetas de los siglos pasados. Así, el bardo de Cintalapa don Rodulfo Figueroa, nos dice en el más bello y auténtico poema que a más de cien años de distancia, todavía se declama:
“A Tuxtla”
Ya este destino me desespera;
Mientras prosiga de esta manera
será imposible cuidar mi mal;
esta tristeza me consume
se ahuyentan con el perfume
del barrio alegre del Jocotal.
Por su parte, el poeta de las ideas avanzadas y de origen tabasqueño, José Manuel Puig y Domínguez, dedicó siete impecables estrofas a Mercedes Vila, considerada la “Tuxtleca más bella” y llamada por su enamorado ‘Indita del Jocotal’.
Este romántico y desesperado poema fue publicado por su autor el 3 de mayo de 1864, en El Espíritu del Siglo, periódico de aquella época dramática de la vida nacional.