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“La Epopeya del Sumidero”

Roque Gil Marín Vassallo

Comitán, Chiapas

Año con año durante la Fiesta Grande en la bella, heroica y colonial Chiapa de Corzo -antigua Soctón Nandalumí, legendaria Chiapa de los Indios- aparece lo que oficial y popularmente se llama “El Combate Naval”, que es una alegoría, remembranza gallarda de una gesta, la primera en Chiapas, de una raza heroica que no sufrió la esclavitud de sus vencedores hispanos.

El nombre histórico que los chiapanecos hemos dado a esta página gloriosa que nos llena de orgullo y honra como pueblo civilizado, es el de “La Epopeya del Sumidero”, y se encuentra registrada en el Capítulo CLXVI (166) de la valiosa e interesante Crónica titulada “Historia verdadera de la conquista de La Nueva España”, que fue escrita por el soldado Bernal Díaz del Castillo, quien venía formando parte de las tropas del capitán Luis Marín, enviado por el capitán general Hernán Cortes. Lo anterior dice muy claro que este hecho fue escrito por los vencedores, lo que quiere decir que es historia y su remembranza lo ha convertido también en Leyenda que han conservado los derrotados Soctones, (Lanzadores de piedra con sus hondas) hasta nuestros días.

El capitán Luís Marín, quien verdaderamente sometió a los Chiapanecas, se encontraba en la Villa de Guazacualco (Coatzacoalcos, Veracruz) y recibió la Orden que le envió Hernán Cortés, de “que fuese a Conquistar y a pacificar la Provincia de Chiapa” y que fuera acompañado por Bernal Díaz a dicha misión, a la que partieron el 17 de noviembre de 1523, llegando a pisar las tierras del Imperio Soctón en los días de “Cuaresma” (Navidad) a fines de diciembre de ese mismo año en que dieron batallas y más batallas contra las tropas de los Chiapa, hasta la que fuera la decisiva porque los indios, al verse derrotados, decidieron lanzarse al precipicio del Cañón del Sumidero, llevándose con ellos a sus hijos y familias para morir ahogados en las caudalosas aguas del Rio Grande de Chiapas, luego de estrellarse en las rocas del mismo Cañón.

Textualmente, la Crónica de Bernal Díaz, dice así: “Volvamos a nuestra batalla, que desde el capitán Luis Marín y todos nosotros vimos tanta multitud de guerreros contra nosotros y que tan osadamente peleaban, encomendándonos a Dios y arremetiendo a ellos con el concierto pasado, les fuimos rompiendo poco a poco y los pusimos en huida, y se escondían entre unos grandes pedregales, y todos los más se echaron al rio que estaba cerca y hondo y se fueron nadando, que son en gran manera buenos nadadores, y después que les hubimos desbaratado, dimos muchas gracias a Dios y hallamos muertos donde hubimos esta batalla muchos de ellos y otros heridos”.

La derrota del Imperio Soctón o Chiapa, cobró muy elevados precios a los hispanos, que de no haber recibido ayuda oportuna, suficiente y pronta de otros pueblos que vieron en ellos y en su presencia la oportunidad de ser libres de la opresión que los Chiapa les habían hecho volviéndolos sus esclavos, se rebelaron en su contra con los conquistadores, quienes les pidieron a cambio su libertad, lo que fue aceptado por el capitán Luís Marín, que una vez hecha esta hazaña, regresó a Guazacualco.

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