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Miguel de Cervantes Saavedra en Utrera (Sevilla)

Krzysztof Sliwa Barranquilla, Atlántico, Colombisça

Segunda y última entrega

De igual modo, es de destacar que la documentación conservada no pone de relieve cuándo, cómo y en qué circunstancias se conocieron Juan y Miguel, quien en su comedia intitulada El Rufián Dichoso (Madrid, 1615) rememoró su estancia en Utrera de la siguiente manera: «yo, en ayunando estoy malo, flojo, indevoto y mohíno. De un otro talle y manera, me hallaba yo cuando era en Sevilla tu mandil; que hacen ingenio sutil, las blancas roscas de Utrera», y quien en su novela bizantina, intitulada: La española inglesa (Madrid, 1613), pone en evidencia referencias a la Inglaterra del dramaturgo William Shakespeare (1564-1616).

A pesar de ello, huelga subrayar que el biógrafo cervantino Alfonso Dávila Oliveda declara que «la familia Titón formaba parte de la colonia de mercaderes ingleses establecidos en Sanlúcar de Barrameda en los años 1517 ó 1518, que acabó de formar parte de la rica colonia inglesa de Sevilla, al amparo del comercio con América, especializados en el comercio de las especias, los esclavos y el azúcar» («Juan Titón de Cervantes…», 3), y sostiene que «Cervantes debe conocer a su pariente desde hace tiempo, quizás desde el presidio de Argel, recogiendo su carácter en La Galatea, como marido de la Aurora» («Juan Titón de Cervantes…», 4). En relación con eso, cabe hacer especial hincapié en que también Julio Mayo Rodríguez asegura que «por las venas de Miguel de Cervantes Saavedra corría sangre inglesa» (Mariló T.A., «La conexión inglesa de Cervantes…», 2016-VI-6).

A continuación, Alfonso Dávila Oliveda agrega que en conformidad con su nuevo documento del 16 de diciembre de 1596, tocante al Memorial para Felipe II con sus servicios y la oferta de quemar la flota inglesa en Plymouth, Juan de Titón de Cervantes empezó su servicio para asuntos secretos y reservados de Felipe II con diecisiete años, en 1573 inició su carrera de espía en Bristol, en 1585 hizo dos viajes durante las negociaciones de paz entre España e Inglaterra, y tras el fracaso de la Armada Invencible prestó sus servicios en Argel, Marsella y Valencia.

Habría que decir también que conforme al historiador burgalés Alfonso Dávila Oliveda, Juan Titón de Cervantes mandó un memorial a Felipe II, confirmado por el secretario del Consejo de Guerra en Madrid, Andrés de Prada y Gómez de Santalla (1545-1611) sobre «un plan para dar un golpe de mano para quemar a la flota inglesa en el puerto de Plymouth» (A. Dávila Oliveda, Miguel de Cervantes…, III: 34) en revancha por el saqueo de Cádiz, entre el 30 de junio y el 15 de julio de 1596, «en la ocasión que quiero seruir a Vuestra Magestad es quemar mucha parte de la armada ynglesa en el puerto de Plimua que es puerto donde recoge y apresta la ynglesa la mayor parte de su Armada y es vno de los buenos puertos que tiene y esta catorze leguas del cabo de Inglaterra y es puerto auierto y la experiençia que tengo della se en los dichos dos viajes que hyze de la dicha ciudad de Londres y entre en el con tiempo de ser cabo en una nao francesa digo inglesa y los vientos que son faborables para entrar en el dicho puerto son veste y sudueste sur y subeste que cualquiera dellos se ha de esperar para entrar para hazer el dicho efecto» (A. Dávila Oliveda, Miguel de Cervantes…, III: 39-40).

En vista de ello, surgen las siguientes preguntas; ¿sabía Miguel de este memorial?; ¿estuvo presente durante su redacción?; y ¿qué conocimiento tenía sobre la posible quema de la Invencible Inglesa, llamada también Contraarmada o Expedicion Drake-Norreys, de los marinos isabelinos?

En conclusión, le agradezco al ejemplar historiador palaciego, Julio Mayo Rodríguez, su excelente colaboración y a la par le felicito por el espléndida aportación de los nuevos documentos para la biografía documentada del autor de La Galatea (Alcalá de Henares, 1585), así como para la Historia de España, Bristol, Inglaterra, Sanlúcar de Barrameda, Sevilla, y Utrera, ciudad de las Torres de molino de aceite, testimonios que deberían estar puestos en letras de molde, rectificando así los grandes desaciertos, en las enciclopedias, libros de enseñanza y revistas electrónicas. ¡Enhorabuena!

«Laus in Excelsis Deo»,

Krzysztof Sliwa

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