Karla Gómez
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Desde temprana hora, decenas de parachicos se dieron cita en la Casa del Patrón de los parachicos, para recorrer por segunda ocasión las calles de Chiapa de Corzo en el día del Señor de Esquipulas.
Bajo la guía del patrón de los parachicos, los danzantes asistieron ayer por la mañana cargando la montera, el chinchín de morro y la máscara de palo. En la casa del patrón y en la calle, jóvenes y adultos aprovecharon para vestirse, para ser ese personaje que baila la danza de tintes prehispánicos y que ha trascendido durante tres siglos.
Detrás de la máscara sólo hay hombres de fe que piden o agradecen, que caminan con la música producida por un tambor y un carrizo, dando vivas a los santos y al pueblo de donde nacieron.
Ellos llenan las calles de colores pasteles, de pasos, de un sonido que se adentra en los latidos del corazón. En ocasiones son siete mil parachicos que se juntan, que se acompañan, que viven su cultura con algarabía en compañía de la música tradicional.
“Esta es una música de ritualidad, solemne y cíclica, compuesta por ocho sones, como: del parachico, de torito, de jabalí y zapateado, por ejemplo”, dice en entrevista el patrón de los Parachicos, Rubisel Gómez Nigenda.
Y es que, de acuerdo a Gómez Nigenda, se hace mención de este personaje en la leyenda de María de Angulo, aunque señaló que no existen documentos que comprueben con veracidad la existencia del parachico.
Sin embargo, se dice que al momento que estos danzan, se afloja la tierra y con el movimiento del chinchín se riegan las semillas para tener una mejor producción agrícola.
No obstante, debido a que los recintos religiosos fueron averiados por el terremoto del pasado 7 de septiembre del 2017, sólo visitan la iglesia de San Jacinto en donde ingresarán, ya que los demás recintos religiosos continúan en proceso de restauración.
