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Piden a las vírgenes de Copoya que protejan a los mexicanos

Karla Gómez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Siguiendo las medidas sanitarias por el Covid-19, feligreses e integrantes de la comunidad Zoque de Tuxtla Gutiérrez, subieron el domingo a las vírgenes de Copoya, luego de permanecer durante 60 días en la capital chiapaneca y visitar a 52 hogares en diversos barrios y colonias; acto considerado como la fiesta más grande de la República Mexicana.

Ante la situación que enfrenta el país mexicano, con 993 casos confirmados, de los cuales 12 se presentan en Chiapas, la ritualidad fue modificada desde el jueves, ya que la Secretaría de Salud Municipal pidió a la comunidad que implementaran las medidas sanitarias, como la utilización de gel antibacterial y lavarse las manos.

Para esta actividad milenaria que forma parte del calendario zoque, se modificó la ruta del trayecto. Desde el jueves, la tría de las vírgenes: María Olochea, Candelaria y del Rosario, fueron trasladas en vehículos, así lo dio a conocer el albacea de la priostería y mayordomía zoque, Fernando Mendoza.

Por ello, las llevaron en carro desde San Roque a la Ermita el Cerrito, luego al barrio Juy Juy, y, posteriormente a la Ermita del Cerrito. Sin embargo, el 29 de marzo no se hizo la tradicional procesión, sólo la ritualidad de la levantada, acuerdo que tomaron los priostes, mayordomos y albaceas, quienes coincidieron en trasladar en carro a las virgencitas de la Ermita del Cerrito al Colegio de la Paz, ubicado en la Carretera a Villaflores.

Ahí, antes del mediodía, con los integrantes de la comunidad usando cubre bocas, antes de bajarlas de la camioneta e iniciar la caminata, rezaron un Padre Nuestro y un Dios te Salve. Las vírgenes, como en otras ocasiones, fueron cargadas: cada feligrés vivió internamente su encuentro con las virgencitas, a quienes le depositan su fe y devoción, a quienes le agradecen y le piden por sus familiares, por su trabajo o por salud y bienestar.

Asimismo, se acompañaron del cuerpo de bailes integrados por las suyuetzé, napapoketzé y yomoetzé, así como de parachicos.

Ante la crítica que generó esta acción, así como amenazas sobre denuncias por el hecho de la celebración, Mendoza resalta que la gente que asiste, es “la gente que une la fe, que une sus oraciones, que pide principalmente a ellas (Vírgenes de Copoya) que nos cubra con su manto y proteja a todos los habitantes del país, de la pandemia que se está viviendo”.

Aunque en la procesión se trató la contingencia, dice, la virgen mueve mucha gente. Por tanto, señala que la procesión se hace en nombre de ellas, “que ellas nos protejan de la pandemia que está por sacudir al país, que sea lo menos afectado, México es un creyente y de fe, por supuesto Tuxtla también, lleno de tradiciones a pesar de la urbanización”.

Fernando Mendoza refiere que en 1943, por la persecución religiosa y quema de santos, las vírgenes fueron escondidas, además de que modificaron el recorrido, por lo que no es la primera vez que se modifica el costumbre. “El costumbre suele modificarse, siempre y cuando estén de acuerdo, tomando las medidas necesarias, la cultura sobrevive”.

Sobre las demás actividades correspondientes al calendario festivo que se acercan, son: a San Marcos, San Pascualito y Corpus Christi, están valorando si lo hacen a puertas cerradas o lo que indique la Secretaría de Salud.

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