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Editorial

¡corruptos, dilema de amlo!

Todo parece indicar que los corruptos, sobre todo aquellos que se dicen amigos del presidente Andrés Manuel López Obrador, no terminan de entender aquello de la “sana distancia”, para dejar de ser un verdadero dilema para el mandatario.

Ya robaron y saquearon presupuestos, son ricos y tuvieron poder, ahora deberían de dejar en paz al presidente, si es cierto que lo aprecian.

Cada fotografía en la que el pueblo identifica a cada uno de los depredadores, constituye una verdadera molestia en contra del presidente.

A pesar de traer consigo una larga cola de corrupción, que incluso está documentada, insisten en querer convencer al presidente, de que se hace necesario su regreso a la vida política, pero ahora desde el proyecto de Morena.

Este es el caso concreto de Juan José Sabines Guerrero y de otros más, que en cuanta oportunidad tienen, difunden fotografías colgados del brazo presidencial.

El problema es que los pueblos no olvidan a quienes los llevaron a la ruina, mucho menos a los que se siguen burlando con apariciones política.

En el caso de Sabines Guerrero, la corrupción que acaba de ser difundida, está respaldada en una serie de documentos de una auditoría practicada por una consultora particular.

Innegable es que los datos que se proporcionan forman parte de una evidencia que desde hace tiempo muchos conocen, y que de paso pasan a ser cómplices, por haber sido omisos y no haber denunciado los posibles delitos que cometieran quienes se aprovecharon del presupuesto para enriquecerse.

Son miles de millones de pesos atracados por contratos de obras, por compras en Salud y educación.

Puede observarse no solamente los sobreprecios, sino los altos costos de cada adquisición realizada y autorizada por asignación directa.

El problema es que traen al presidente francamente comprometido. El dilema es que por alguna razón los aprecia, y no puede tomar una decisión fácil, que sería la investigación por la Unidad de Inteligencia Financiera, sobre el origen de los dineros que ahora forman parte de su patrimonio y que constituyen el más importante elemento de prueba, del fraude al presupuesto.

Juan Sabines Guerrero gobernó Chiapas como un pequeño reino. En sólo 72 meses aumentó la deuda del estado más pobre del país en 704 por ciento, una cifra nunca antes vista en otras entidades.

La operación: disfrazó los registros contables para esconder faltantes, desvió recursos, contrató servicios innecesarios, el 95 por ciento de los contratos los otorgó por adjudicación directa, utilizó empresas fantasmas, dejó obras inconclusas o sin funcionar, hizo pagos excesivos, simuló la compra de productos y toleró aviadores con altos salarios.

El daño al erario y que se convirtió en deuda pública alcanzó los 28 mil 312 millones 349 mil pesos (calculado a 2012).

La consultora Price Waterhouse Coopers, contratada por Manuel Velasco a su llegada al gobierno, revisó los dos últimos años de la gestión de Juan Sabines, 2011 y 2012, y puso al descubierto una serie de operaciones posiblemente fraudulentas que incluyen una red de por lo menos 40 empresas ubicadas en Chiapas, Nuevo León, Veracruz y la Ciudad de México, y personas físicas a las que se les entregaron contratos de manera irregular, no cumplían los requisitos o no acreditaron la conclusión de su trabajo o recibieron dinero en efectivo sin que existiera un contrato.

En el documento Información Financiera en la Administración Pública del Gobierno del estado de Chiapas se muestra que se auditaron las secretarías de Hacienda, la de Infraestructura, de Educación y de los Pueblos y Culturas Indígenas; así como los Institutos de Salud y Comunicación Social,

Sabines Guerrero dejó el estado quebrado. De existir esos 28 mil millones, una gran parte se gastaría en adeudos.

Lo que muestra la dimensión de lo que ocurrió en el gobierno de Sabines Guerrero es que comenzó su gestión en diciembre de 2006 y la deuda pública del estado se ubicaba en 4 millones 687 mil 651 pesos. Para el cierre de su gestión, seis años después, los pasivos totales habían aumentado 704 por ciento, alcanzando esos 33 millones de pesos.

La mayor tragedia para los chiapanecos, es que después de esta denuncia pública, no pase nada. Tampoco se aleje Sabines Guerrero del presidente y, por el contrario, siga insistiendo en su incorporación a la vida política.

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