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¡El desafío, ofensiva- defensiva!

Editorial

Jorge Enrique Hernández Aguilar

¡El desafío, ofensiva- defensiva!

Después de un buen tiempo, más de un año, el gobierno federal está resolviendo el desafío que significa combatir a las organizaciones del crimen organizado, Sin duda le sigue costando pasar a la ofensiva.

Los analistas no encuentran explicaciones suficientes para que se haya dejado pasar tanto tiempo, más de un año, ya que este fue aprovechado por las organizaciones criminales para fortalecerse en fuerza y en territorio, transformándose en verdaderas máquinas de matar.

Posiblemente se esperaba que los grupos criminales se aniquilaran al luchar a muerte por las plazas y las rutas. Que se confrontaran hasta desaparecer en las peleas internas por ocupar el liderazgo de las organizaciones criminales. O que tal vez, de manera selectiva fueran detenidos por los operativos de la Marina o del ejército para debilitarlos.

Otros analistas especulan en el sentido de que tal vez se detuvo el gobierno federal antes de pasar a la ofensiva, para fortalecer su estado de fuerza con la creación de la Guardia Nacional, y es posible, que seguramente se ilusionaron con la posibilidad de que algunas fuerzas de seguridad de los estados con el apoyo de los gobernadores, se limpiaran de la infiltración y corrupción, y decidieran sumarse al ejercicio nacional de combate a los grupos criminales.

Mientras el gobierno federal pasaba a la ofensiva con selectivos operativos, la violencia era desatada en algunas entidades, y se descubrían otras áreas controladas por los grupos criminales, como el huachicoleo.

De pronto el país parece incendiado y ocupado por el crimen organizado, que a pesar de la pandemia sigue acumulando muertos y más muertos, entre ellos civiles que nada tenían que ver con la competencia criminal.

Al paso del tiempo, las organizaciones criminales se volvieron más audaces al extremo de atacar cuarteles de las policías, emboscar patrullas militares, asesinar políticos y periodistas, ante la mirada de las fuerzas del gobierno.

Es en esta referencia que se ha llegado al extremo en este mes de junio del 2020 al asesinato condenable y cobarde del Juez Uriel Villegas, y al atentado en contra de Omar García Harfuch, secretario de seguridad pública de la Ciudad de México.

En estas referencias, el gobierno federal posiblemente ha tomado la decisión de pasar a la ofensiva, pero con inteligencia.

El problema es que a alguien se le ha ocurrido hacer públicos los expedientes de inteligencia, en los que como en el caso del atentado a García Harfuch, las autoridades dan la impresión de que sabían lo que podía pasar y no se anticiparon, ni siquiera en las medidas de seguridad, para proteger a él o los funcionarios.

Por ejemplo, hace unos días en un l noticiero de cable se dio a conocer información de un analista, sobre el caso de Chiapas, incluso se dieron a conocer las zonas de la entidad que controlan, y hasta los nombres de los capos, y a que organizaciones criminales nacionales pertenecen.

Con esto se rompe toda discrecionalidad en el manejo de la información, y lo más grave se alertan a los capos, para que puedan planear y recurrir a este tipo de atentados, para intimidar y aterrorizar a los cuerpos policiacos.

¿Qué policía estatal, por más comprometido que esté con su trabajo se atrevería a enfrentar a estos grupos criminales?

Por eso sigue funcionando la oferta criminal: Plata o plomo, y la mayoría prefiere la plata.

Sin duda, a partir del asesinato del Juez federal y del atentado del secretario de seguridad pública de la Ciudad de México, el gobierno federal dejará de tener consideraciones y escrúpulos en el tratamiento de los grupos criminales, y pasará a la ofensiva en las diferentes regiones de la república.

Eso si recomiendan los expertos, toda operación en contra del crimen organizado debe ser producto del trabajo de inteligencia, y desde luego debe realizarse de manera contundente, para no repetir el que se realizara en contra de Ovidio Guzmán en Culiacán.

Por el tipo de estrategias y de armamento, los grupos criminales están dispuestos a todo, por lo que, en la ofensiva del gobierno federal, este no puede andarse con titubeos y menos cometer errores.

En las zonas del país de mayor impacto se hace indispensable, que se continúe con el fortalecimiento de las policías estatales: capacitación, equipamiento, armamento y vocación de servicio. 

Los gobernadores deben comprometerse para acompañar el trabajo de la federación, ya que de otra manera lo que ahora forma parte del análisis de inteligencia, pueden terminar siendo escenarios dominados por el crimen organizado.

El gobierno federal debe pasar a la ofensiva. Esto no se resuelve con retenes, y menos con la simulación de que se está combatiendo.

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