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Editorial

¡el discurso de la ONU!

Durante los últimos años se ha podido registrar que la actitud de la Organización de las Naciones Unidas, de cara a las “caravanas” de migrantes centroamericanos, solamente ha sido la de observar y recomendar, como si esto fuera suficiente.

El problema ahora ha crecido a partir de varios horizontes, como el de la inseguridad y el desempleo en los países centroamericanos, la promoción que activistas y organizaciones vienen realizando para organizar nuevas caravanas, la indiferencia de los gobiernos centroamericanos, la obsesión por ingresar a Estados Unidos y la generosidad mal entendida del gobierno mexicano.

En razón de estos factores que están determinando el fenómeno, que además ha incorporado el ingrediente de los cubanos y africanos, incluso árabes y chinos que con “dinero” pretenden lograr las visas y los permisos para su ingreso a territorio norteamericano. Son miles los que están en la espera del “sueño americano” que nunca habrá de llegar y que abarrotan las fronteras norte y sur de México, por lo que el asunto se ha vuelto más complejo.

En el caso concreto del mal trato, se ha llegado a proponer que se les deporte a los centroamericanos de inmediato, por razones humanitarias, precisamente para evitar que pasen por una serie de sufrimientos por los que ya están atravesando otros que han llegado con anterioridad.

Para nada es un engaño que México no cuenta con la capacidad para proporcionarles albergues, alimentos, atención médica y empleo. México es un país que tiene sus propios problemas, más grande, cercano a Estados Unidos y que diariamente está luchando por sobrevivir con más de 120 millones de habitantes.

México no puede hospedarlos en hoteles de cinco estrellas, con un variado buffet de alimentos, con un servicio médico de especialistas.

México está enfrentando todos los días cifras de crímenes que aumentan, registrando indicadores importantes de violencia e inseguridad. Homicidios, feminicidios, trata de personas, etcétera.

México tiene sus propios enfermos graves de cáncer, diabetes, desnutrición, muerte materna, déficit de medicamentos y demás, que urgen atención médica.

Con todo este entorno adverso, todavía hace un esfuerzo por brindar más de lo que no tiene: solidaridad humana para los migrantes.

Y aunque no sea ético, se ha tenido que dejar sin cuidado y atención al propio pueblo mexicano, para darle a los migrantes.

Con todo esto, tiene que padecer la condena y las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas.

Por eso se precisa que la ONU solamente se preocupa, pero no se ocupa por los migrantes: ¿Cuánto de su fondo financiero se está ocupando para respaldar a México en este ejercicio de solidaridad?

Sin embargo, A través de sus distintas agencias, la Organización de las Naciones Unidas ha externado su preocupación por el trato que se ha dado a las caravanas migrantes que en los últimos días han intentado cruzar la frontera sur de México.

Por medio de su cuenta de Twitter, la Agencia de la ONU para los Refugiados en México (ACNUR), así como la Oficina en México del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, ONU Migración y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) expresaron su postura sobre lo que ocurre en la frontera entre México y Guatemala.

Han expresado su “preocupación por el impacto que el operativo de control migratorio de ayer tuvo en niñez y personas en vulnerabilidad. México tiene derecho de controlar la entrada de extranjeros siempre que no haya uso excesivo de fuerza”.

Se olvidan que todos los días los medios de comunicación informan sobre la situación que siguen viviendo los primeros migrantes y que nadie ha sido aceptado “por humanidad” por el gobierno norteamericano. Ni mujeres embarazadas, ni familias completas, ni niños, ni discapacitados, ni personas de la tercera edad.

La adversidad de la travesía sin destino a la frontera norte, es contada de mil maneras, y con todo esto deciden con plena obsesión desafiar al sistema migratorio mexicano, y lo que es peor, usando a niños y mujeres como escudos enfrentan a la policía.

Aquí es dónde la ONU debería de ocuparse, para exhortar a los gobiernos centroamericanos a generar desarrollo y empleo, a gastarse los 30 millones de dólares que México donó y a frenar las caravanas. Trabajo hay, pero la ONU debería de ocuparse, y dejar a un lado la posición al estilo de Porfirio Muñoz Ledo de observar y condenar.

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