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La guerra sucia contra Salvador Camacho

Editorial

 

La guerra sucia contra Salvador Camacho

 

Sigue la guerra sucia contra Juan Salvador Camacho Velasco, candidato de Morena a la presidencia municipal de San Cristóbal de las Casas, pero ésta no es sino reflejo de la pobreza intelectual de sus oponentes, quienes tratan de descarrilarlo de la contienda electoral no hablando de sus propias fortalezas, de sus propuestas y buenas ideas, porque no las tienen, sino a través de la infamia y la descalificación.

De manera paralela han buscado desacreditar la capacidad de Camacho Velasco y la de su equipo para conducir ese municipio, que durante las dos últimas décadas ha sido gobernado por políticos deshonestos e incompetentes, entre ellos algunos que están detrás de las campañas de odio.

Para ello han utilizado las redes sociales para decir que Juan Salvador es un golpeador de mujeres, un drogadicto, un corrupto y hasta inventaron una conversación de WhatsApp en la que él acosa sexualmente a una supuesta trabajadora del Congreso del Estado.

De esto último, él mismo salió públicamente a desmentir dicha acusación y afirmar que todo era un infundio de sus adversarios políticos. Para mayor certeza a su favor, nunca hubo una demanda penal en su contra por dicho delito, nunca aparecieron los grupos feministas que según apoyaban a la víctima y tampoco se supo quién era la acosada, pues los que se encargaron de difundir la aparente inmoralidad no revelaron ningún nombre.

Otro elemento de esta guerra sucia que se ha venido propagando desde que Camacho Velasco hizo públicas sus intenciones de participar por la alcaldía, es la calumnia de que su candidatura es una imposición de su primo, el exgobernador Manuel Velasco Coello, quien –según dijeron- también le daría 10 millones de pesos para su campaña electoral.

Los que están detrás de este absurdo señalamiento no conocen la historia. Creen que con ligar el parentesco que existe entre ambos personajes pueden menoscabar la popularidad y la confianza que Juan Salvador Camacho se ha ganado con trabajo político a ras de suelo, caminando con la gente.

En primer lugar, hace tiempo que existe una ruptura en los vínculos políticos entre “Chava” y Manuel Velasco. Hay que recordar que Camacho renunció muchos años atrás al PVEM (partido al que su primo convirtió en la primera fuerza política en el estado a través de diversas artimañas electorales) al ver que este instituto político se desviaba de los propósitos fundamentales de servir a la sociedad, contribuir a la preservación del medio ambiente, defender los derechos humanos y, sobre todo, gobernar con honestidad, justicia y transparencia.

Segundo, Salvador Camacho fue quizá el crítico más serio y duro del gobierno de Velasco Coello. Para empezar, censuró que “el güero” Velasco ordenara que el Congreso del Estado fuera cercado durante la entrega de su Sexto Informe de Gobierno y que se prohibiera el acceso a la población. Dijo: “dejó mucho que desear, ya que no es escondiéndose de la ciudadanía como se rinden cuentas. Al contrario, se requiere dar la cara”.

Y en cuanto a la aprobación de la Cuenta Pública de la administración de su primo, aseguró: “Vamos a analizar minuciosamente la Cuenta Pública y con que haya un ápice de error, votaré en contra porque vamos a defender el interés popular, el de los chiapanecos, no los intereses perversos de nadie”.

Aparte de la pobreza intelectual que refleja esta guerra sucia contra el candidato de Morena, también pone en evidencia la desesperación de sus oponentes, quienes estando a pocos días de que arranquen las campañas no han logrado idear la forma de contrarrestar la fuerza de su proyecto político hacia la presidencia municipal.

Pero, al final de cuentas, es lógico. No es fácil destruir una carrera política que se ha construido a base de esfuerzo, buenos ideales, carisma, compromiso social, sentido humano y resultados, que es como Salvador Camacho se ha desempeñado durante cerca de quince años en el servicio público y que lo encumbran como el mejor prospecto para encabezar el gobierno de San Cristóbal.

 


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