El Laboratorio de la Profeco exhorta a los consumidores a estar atentos a las etiquetas y a no dejarse engañar por denominaciones que no se ajustan a la realidad de su contenido.
Ainer González / Diario de Chiapas
En los últimos años, la industria cervecera ha amasado la oferta de nuevos productos con diversos colores y olores, incluyendo una gama de marcas con bajo o nulo contenido alcohólico, como las bebidas “light”, “cero alcohol” o “sin alcohol”.
Sin embargo, el último Estudio de Calidad de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) advierte que muchas de estas bebidas están mal denominadas como “cervezas”, ya que no cumplen con el porcentaje de alcohol necesario para ser consideradas como tales.
De acuerdo con el análisis realizado por el Laboratorio Nacional de Protección y publicado en la Revista del Consumidor de septiembre de 2024, en México, una cerveza genuina debe tener un contenido alcohólico que oscila entre el 2% y el 20% de alcohol por volumen (Alc. Vol.). Los productos que contienen menos de un 2% de alcohol, precisa, no pueden utilizar legalmente el término “cerveza” y deben clasificarse como “bebidas no alcohólicas”. A pesar de esto, muchos productos en el mercado son etiquetados de forma confusa como “cervezas sin alcohol”.
¿Cómo se elaboran las bebidas no alcohólicas?
Los especialistas del Laboratorio subrayan en el estudio de calidad que, existen diferentes métodos utilizados para la elaboración de estas bebidas no alcohólicas que simulan ser cerveza, pero con una reducción considerable en su contenido de alcohol. Entre los más comunes destaca, la destilación al vacío. En este proceso, el etanol se recupera del vapor generado a una temperatura más baja que la del hervor, lo que permite reducir el alcohol presente en la bebida.
Asimismo, existe la ósmosis inversa. En este proceso, el etanol se separa mediante una membrana impermeable que filtra el alcohol, con el objetivo de disminuir el contenido alcohólico a menos del 0.5%.
El engaño detrás de las “cervezas sin alcohol”
Aunque estos productos mantienen una apariencia y sabor similares a los de la cerveza, el análisis del Laboratorio considera que no deberían llamarse “cervezas” si contienen menos del 2% de alcohol. La confusión sobre su denominación agrega que no sólo es un problema comercial, sino que puede inducir al error a los consumidores que buscan reducir su consumo de alcohol, al creer que estas bebidas están completamente libres de él.