• Spotify
  • Mapa Covid19

De un plumazo le quitan su predio

   •   Doña Candelaria demuestra con pruebas que desde hace 38 años compró un terreno de 10 por 20; con trampas, el Ayuntamiento tuxtleco y dos notarios, se lo arrebatan

Fermín Rodríguez/Diario de Chiapas

“Hace menos de dos años me llevé la sorpresa de mi vida cuando una máquina extra excavadora estaba en mi terreno. Camiones de materiales iban y venían. Fui notificada por mis vecinas. Cuando llegué, ahí se encontraba Elieser Vázquez Díaz, quien dijo ser el propietario de mi predio, hágame usted el favor, de mi predio”

En apariencia, dos notarios públicos, un alcalde de Tuxtla, su secretaria general y el director de Tenencia de la Tierra, hicieron a un lado la ley, la obviaron y la desafiaron. De un plumazo borraron del mapa urbano 38 años del patrimonio de doña Candelaria, a quien despojaron de un predio adquirido en 1982. Nadie se hace responsable y nadie se hace cargo para acelerar las investigaciones para aplicar la ley y devolverle su morada, viuda, con 63 años de edad, quien ya sus conocidos y vecinas la conocen como el “judío errante”, por aquello de que anda de acá para allá pidiendo hospedaje.

A la cita llega puntual. Bajo su brazo carga copias de documentos que validan y comprueban que el gobierno municipal de Tuxtla la despojó de su terreno, junto con los mentados, dice ella, honrados notarios públicos.

-Soy de Carranza y mi blusa es típica de allá, suelta de inmediato, doña Candelaria Irma Pérez Torres, tras notar que el reportero le observa su vestimenta multicolor que porta.

A doña Candelaria se le ve cansada. “Estoy enferma, ando mal de los pulmones. Ya no debo estar frente al fuego, en el bracero o la estufa”, pues años hirviendo elotes con leña han cobrado factura. “Bueno -añade sonriente- eso me dijo el doctor”.

Su sonrisa se opaca de repente. Quiere que le cuente, dice presurosa, del despojo que ha hecho de mi vivienda el que fuera alcalde de Tuxtla, Fernando Castellanos Cal y Mayor, en complicidad con los notarios Efrén Cal y Mayor Gutiérrez y Juan Antonio Sánchez Hernández, de las notarías 112 y 129, respectivamente.

Narra que el 13 de mayo de 1982, le compró al señor José Juárez Hernández, el lote 01, manzana 07 de la colonia Municipal Los Presidentes. El predio consta de 10 por 20 metros. A don José, a su vez, le fue adjudicado dos años antes, un 2 de enero de 1980, según decreto publicado en el Diario Oficial del Estado, tomo XCII, alcance 1, por la dirección de Tenencia de la Tierra. El predio se localiza justo atrás de lo que hoy es el Cobach 1, en Terán.

– ¿Sabe cuánto me costó en aquel entonces? Interroga para de inmediato responder: 3 mil pesos de aquellos; no es el valor del terreno, es el abuso, la desconsideración pues como dicen en mi pueblo, ‘al jodido lo quieren ver más jodido’.

Documentos en poder de esta casa editorial constatan que la documentación está requisitada, con sellos de la autoridad municipal.

22 años después de la compra, la señora Candelaria reportó a Tenencia dela Tierra, mediante documento, que había sido objeto de un robo en su domicilio y los ladrones se llevaron el escrito original del lote (a nombre del señor José), pero endosado por éste a la señora Candelaria. Fue un 16 de enero de 2004, cuando ambas personas, hicieron saber a la autoridad, firmado de conformidad por el titular de aquel entonces, Miguel Ángel Chávez Nava.

-Si algo tengo, precisa la señora, es que he sido muy precavida. Tengo copia de todo y acá está dicho documento. Mire, está sellado por el Ayuntamiento.

El documento a pesar de que es copia, tiene el distintivo color amarillento que lo convierte el pasar de los años, está intacto.

-Es copia, es cierto, pero es una prueba fehaciente, dice, tras lamentar la ambición que predomina en algunas personas para despojar a la gente “de lo que nos ha constado sudor y mucho esfuerzo”.

Una vida al día

Doña Candelaria recuerda que a lo largo de estos años habitó la vivienda, siempre en compañía de su hermano Ricardo Rodríguez. Había épocas en las que yo me iba con mis hijos, con mi hermana o simplemente me iba de “vacaciones” a Carranza.

-Le digo que fui tan precavida que mi hermano notificó a Tenencia de la Tierra, que él ocupaba el predio que tenía una casa de lámina, pero hizo hincapié que la dueña era yo.

Así pasaron los años y ante la falta de recursos, la señora Candelaria no podía escriturar. Todo iba bien. Pagaba los impuestos del predial, luz, agua, dice, y en ese momento se apresura a mostrar los recibos, firmados, sellados con el lema Pagado. Cumplía e iba al día, añade.

El calvario

Dijo que hace seis años más o menos, su hermano no pudo soportar unas dolencias que padecía y murió. Debido a que entonces estaba sola –mis hijos ya habían agarrado camino– decidí salir por temor a la inseguridad que prevalecía, no había nadie que me acompañara y las culebras que bajaban del cerro en tiempo de lluvia, me daban terror; dejé el predio, estaba enmallado, limpio.

Pasó el tiempo y en junio de 2018, hace menos de dos años, “me llevé la sorpresa de mi vida cuando una máquina extra excavadora estaba en mi terreno. Camiones de materiales iban y venían. Fui notificada por mis vecinas. Cuando llegué, ahí se encontraba Elieser Vázquez Díaz, quien dijo ser el propietario de mi predio, ’hágame usted el favor, de mi predio’”, asienta con enojo.

-Sentí que el mundo se me venía encima, me dijo que su mamá le había comprado, a su vez, el terreno a una tal Norma Angélica Pérez Zúñiga. Fue entonces que me envalentoné y le dije que no permitiría que siguieran excavando.

-Ahora es mío, si no se quita se va a la cárcel, fue la respuesta amenazadora.

-Tuvo que llegar la policía, quien me recomendó arreglar el problema por otra vía, debido a que Elieser comprobaba con escritura que el predio era de él, bueno, de su señora madre.

El papeleo, las pruebas, el despojo

El 20 de junio de 2018, ante la adversidad, el Comité de la Colonia Municipal Los Presidentes envían al Ayuntamiento un documento firmado por los integrantes, donde asientan que les consta que la señora Candelaria es propietaria del inmueble.

Hay incluso, un documento, fechado el 25 de junio de 2018, donde solicito medición oficial del lote a Tenencia de la Tierra, cuyo titular era Jesús Antonio Luis Cañaveral, avaló la solicitud y envió a personal a realizar el trámite.

-Las cosas no coinciden, verdad, dice al reportero

***

Hace dos años y medio, mediante la escritura 2223, expedida el 13 de noviembre de 2017 por el notario Efrén Cal y Mayor Gutiérrez, dio posesión del predio en mención a Norma Angélica Pérez Zúñiga. Para ello celebraron la transmisión de propiedad el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, representado por el entonces alcalde Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor y la secretaria general Magda Elizabeth Jan Arguello. Autorizaron y validaron que Pérez Zúñiga, una trabajadora en activo del municipio, fuera la adquirente.

Norma Angélica, a su vez, la vendió a la señora Lucila Díaz Aquino, madre de Elieser. La escritura número 2209 hace constar que el notario Juan Antonio Sánchez Fernández avaló la compra venta.

La “argucia legal”

Doña Candelaria refiere que en estos dos años se ha vuelto experta en el tema. Explica cómo es que los fedatarios justifican el despojo: mediante escritura pública 961 del 15 de marzo de 1967, otorgada por el entonces notario Donación Martínez Anza (notario 59), el Ayuntamiento adquirió el predio rústico Mactumatzá, ubicado en la jurisdicción de Terán, y mediante decreto número 26, publicado en el Periódico Oficial del Estado, en diciembre de 1979, se autorizó al Ayuntamiento de Tuxtla la desincorporación de una fracción de terreno de esta jurisdicción para darle origen a lo que llamo fraccionamiento Municipal Los Presidentes, y quien dio fe de la notificación fue el notario 44, Bayardo Robles Sasso.

-Tras detallar este proceso jurídico, la señora se pregunta, ¿por qué obviaron que el predio tenía dueño, por qué el abuso?

Denuncia ante la PGJE

Ante la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado denunció el 29 de junio de 2018 que una máquina retroescavadora había invadido su predio e iniciado tareas de excavación y nivelación del predio.

Las notarías 112 y 129, bajo la titularidad de Efrén Cal y Mayor Gutiérrez y Juan Antonio Sánchez Hernández, habían avalado el despojo, pese a los cientos de pruebas que había a favor de la señora Candelaria, las ignoraron y dieron trámite, a lo que la afectada llamó, la burla, el despojo.

Cuenta que por lo menos en diez ocasiones, tras la denuncia ante la PGJE, la han citado a comparecer o carearse con Norma Angélica y Elieser, pero cosa extraña, la autoridad siempre ha excusado la ausencia de los acusados. O no encontraron su domicilio o simplemente, éstos no asistieron. En poder de este medio, también se encuentran copia de todos los citatorios que se encuentran por ahí, en algún “archivo muerto de la hoy Fiscalía General del Estado”.

***

-Por esas mismas fechas me fui a Tenencia de la Tierra, un asesor, llamado José Clemente, reconoció que era un atropello, que el Ayuntamiento había operado mal y como recompensa, estaban dispuestos a darme otro lote, pero éste estaba hasta la punta del cerro, en la zona sur poniente, arriba de Cancerología.

-Recuerdo que me dijo: no me chingues, acepta otro y punto final.

Más se enojó cuando le dije que no me convenía el que me daban a cambio. Para ello, se enteró que ya había interpuesto demanda penal.

–Bueno, ahora ya no puedo nacer nada, que lo arregle la Procuraduría, dijo.

La clave del despojo

A principios de marzo de 2017, una joven la interceptó. Según sus vecinos, la estuvo cazando. Se paró frente ella y la detuvo cuando atravesaba el parque de la colonia. Platicaron unas cuantas palabras y con la misma se despidieron. Al asunto no le dio importancia. Un par de días después, una de sus vecinas la buscó para preguntarle:

–¿Sabe usted con quién platicó hace días en el parque?

–No, le contestó a su interlocutora.

— ¿En verdad no la conoce?

–No, volvió a responder, porqué me lo pregunta, le dijo.

–Primero dígame qué platicaron.

Doña Candelaria hace memoria, pero nada. Entonces recibe una ayudadita.

–Sabe que la joven con la que usted platicó se llama Norma Angélica. Vive cerca de acá.

El tema quedó en el olvidó. Ocho meses después la señora comprendió todo. Norma Angélica le había preguntado si había escriturado su casa. Le había respondido que aún no. Eso fue todo. Nunca más se han vuelto a cruzar en el camino, pero ella (Norma Angélica) fue la beneficiada con la operación que hizo el Ayuntamiento y que validó el notario 112.

La señora dice que ha tocado puertas por todos lados, pero todas se las han cerrado. “Hice oficios para el licenciado Andrés Manuel López Obrador y me contestaron. Me dijeron que fuera a Sedatu. El titular me recibió y apenas empecé a narrar mi problema me interrumpió de forma tajante: no tengo nada que ver en este asunto, se dio media vuelta y se fue”.

–¿Quién fue?

–Ya ni quiero acordarme de él, dijo.

Las pruebas

El 16 de enero de 2004, hace ya 16 años, Tenencia de la Tierra le extiende un documento a la señora Candelaria, donde hace constar que el predio es de su propiedad. Ese mismo año, quedó registrado que ante la imposibilidad de que la señora se quedara en la vivienda las 24 horas del día, su hermano notificó a la autoridad municipal que se hacía cargo de cuidado de la casa, pero hacía constar que la propiedad era de su parienta. Él murió hace seis años. Destaca que el documento al calce tiene el lema ¡Juntos en Acción!, cuando gobernaba el Partido Acción Nacional. Los pagos del predial, luz y agua, la respaldan.

Tras presentar su querella ante la instancia judicial, la señora Candelaria se abocó a presentar pruebas y más pruebas de que su terreno, aunque no tuviera escritura, lo poseía desde 1982.

Cita por ejemplo, que el 20 de abril de 2010, Aracely Mateos Domínguez y José Luis Orantes Pastrana, funcionarios judiciales, asentaron en el expediente 452/2010, que se dio trámite a la solicitud de jurisdicción voluntaria de apeo y deslinde del predio urbano conocido como Jamaipak y sus anexos Mactumatzá y Piedra Bola. Ahí cita la colindancia que el predio tiene con el terreno que ocupa el señor Ricardo Rodríguez, hermano de la señora Candelaria. Cita textual: ubicado en calle José Esquinca s/n, manzana siete oriente, casa de madera con techo de cartón, Colonia Municipal Los Presidentes.

O la que consta en la Secretaría de Salud Municipal, bajo el expediente 0248/PER/2005, donde consta que levantaron un acta al domicilio de la señora por que los chuchos (perros) que tenían en dicha morada, los amarraran para que no espantaran a los bolos que pasaban por el lugar.

O la de la dirección de Control Sanitario, bajo el expediente 336/PER/2010, que daba constancia que se cumplía con la malla perimetral que daba resguardo a la “chuchada”. El documento de común acuerdo lo signan Gabriel Antonio Utrilla Rodas, representante municipal y Ricardo Rodríguez, el habitante de la morada.

Hace un año, en un encuentro con las autoridades municipales, en la que estuvo presente Chávez Nava, el panista que fue titular de Tenencia de la Tierra, Elieser le dijo a la señora Candelaria: usted ya no puede hacer nada y mire, vamos a hacer una cosa, si usted gana, le dejo todo (ya construyó casa en el terreno).

Pero para ello, se queja doña Candelaria, me piden que busque abogado, éste me pide 20 mil pesos para empezar, de dónde lo saco, dígame, si apenas tengo para comer con mi venta de verduras y frutas.

Dijo que está mal que lo diga, pero en su colonia, de donde fue despojada, hay tres predios en los que nunca ha llegado el dueño, si quisieran ahí me pueden dar uno.

–Pero deben estar enmontados como en el cerro, se le cuestiona

–No, dice, los integrantes del Comité los limpia, es una parte de sus tareas y nadie ha hecho uso de ellos porque saben que no es de ellos. Son honestos.

No como el regidor del Partido del Trabajo, Hugo Robledo, quien le dijo, “regrese a su casa, no le van a hacer nada, usted métase”.

Eso, no, verdad. Eso me aconsejaron, dice quien confiesa que no es beneficiada de ningún programa federal ni estatal

***

Doña Candelaria tiene 63 años, con cuatro hijos, todos mayores de edad. Su trayectoria de “judío errante” la resume así: Vive en Terán con una amiga; también en San Pedro, con una hermana; en Los Presidentes, con una amiga y cuando puede, se va a Carranza.

Rutilio, su amigo de la infancia

Dentro de la charla, doña Candelaria tuvo tiempo para recordar sus años mozos de niña. Dijo que cuando iba en segundo grado de primaria, conoció al hoy gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas. Íbamos en la misma escuela primaria, la Cuauhtémoc, en Venustiano Carranza.

–Éramos unos chavales.

–¿Es su amigo el gobernador?

–No, no, se apresura en contestar.

–No fuimos amigos, él agarró el camino de la estudiada, me da gusto que haya llegado hasta donde está, él y su familia siempre han sido muy trabajadores.

–Entonces no debe recordarla.

–Bueno, yo creo que sí me ha de recordar.

–¿Cómo, dígame por qué?

–Porque en una ocasión, cuenta, le saqué sangre de la frente.

–Ohhhh, sorpresa, ¿Y eso?

Doña Candelaria no contesta, sonríe, para luego decir, esperanzada, ojalá lea esto que usted va a escribir y me ayude. Le estaría eternamente agradecida.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *