Marco Alvarado / Diario de Chiapas
Aunque reconocen que esperaban visitar a la virgen este año, para muchos creyentes guadalupanos la decisión de limitar las festividades por segundo año consecutivo debido a la pandemia de COVID-19 es una medida necesaria.
“Nos resignamos, pero qué le vamos a hacer, la pandemia sigue y tampoco queremos enfermar” expresa como consuelo Ernestina Morales, una devota guadalupana que ha participado en tantas peregrinaciones que ya le hace falta celebrar su fe de este modo.
Esta semana el párroco de la Iglesia de Guadalupe, Juan Carlos Mendoza Vázquez, confirmó que no era posible convocar a grandes concentraciones de fieles porque la pandemia continúa, hay temor por nuevos oleajes de contagio “y es momento de ser prudentes”, reconoció.
Para Maritza Gómez, quien tiene una manda prometida desde 2019, su visita a la Virgen es irremplazable, ella aseguró que buscará la manera de participar en alguna peregrinación aunque sea pequeña.
“Nos dicen los padres que no nos juntemos, pero lo veo difícil porque ya son dos años que no podemos vivir nuestra fiesta”, comentó.
El día 12 de diciembre habrá acceso controlado a la Iglesia de Guadalupe en Tuxtla Gutiérrez, pero solo para grupos registrados, con no más de 40 integrantes y por espacio de cinco minutos sin posibilidad de quedarse más tiempo en el interior del recinto, además, las principales celebraciones litúrgicas se transmitirán a través de plataformas digitales.
Esta opción es para muchos el consuelo que les queda por segundo año consecutivo; quieren estar en el recinto, pedir por los suyos, agradecer la protección recibida o simplemente vivir un momento íntimo de fe, pero otra vez la pandemia impide que los guadalupanos puedan vivir la devoción en la fecha más importante del calendario católico.
