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Tenía meses que se la habían robado

José Salazar / Diario de Chiapas

Por muchos años la calle que está detrás de la Central de Abastos, escena de una historia trágica en la que dos hombres fueron arrastrados y succionados por una coladera que les causó la muerte y que marcó a los tuxtlecos, ha permanecido en el abandono, aseguran vecinos de la zona quienes caminan todos los días en ella.

Los vecinos, que son pocos, porque es un espacio en el que predominan las bodegas, siguen consternados, dice María Pérez, quien supervisa los recorridos y tiempos de la única ruta de transporte público que circula en el lugar, la ruta 90.

María asegura que nunca se dio cuenta de que se hayan llevado la rejilla de la alcantarilla, “esa parte siempre está enmontada y lodosa, pero no me percaté, porque no uso esa ruta para ir a mi casa, pero fue un hecho lamentable”.

Por su parte, Juan Méndez, quien todos los días pasa en el transporte público, comenta que tenía meses que se habían robado esa rejilla, aún no se explica “¿cómo se la llevaron? Si se necesita herramienta, fuerza y un vehículo para transportarla, lo más seguro que la vendieron como fierro viejo”.

“No nos dimos cuenta cuando se la robaron la estructura de esa alcantarilla”, dice Walter, “pero cuando venimos a ver, teníamos que evitar pasar por ese lugar, para no afectar la unidad, lo que pasó fue algo terrible, no te imaginas la profundidad y que con una lluvia alguien pueda perder la vida”.

Ahora que pasó este suceso 48 horas después colocaron la nueva rejilla y quitaron las cintas que había colocado personal de Protección Civil, nosotros ahora pasamos con más cuidado, todo ha vuelto a la normalidad, pero la gente no olvida.

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