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Cadenas destructivas, contaminación familiar

De adicto a Adicto

 

Cadenas destructivas, contaminación familiar.

 

Ernesto Salayandía García

La desinformación es parte del gran problema

Esta enfermedad, la mía, La Saliva del Diablo, no es solo alcohol y drogas, es una enfermedad perversa del alma, compleja, cruel, contagiosa, burlona, sutil, devastadora, perra, muy perra, es una enfermedad genética, hereditaria, progresiva, incurable, burlona, mortal, es física, emocional, cruel, ligada a la personalidad, sin duda tiene que ver con la ruina espiritual del enfermo y de su familia, que, en muchos casos, está más enferma la familia, que el mismo adicto. El sábado pasado tuve la oportunidad de dar mi mensaje de información, reflexión, orientación y concientización respecto a mi enfermedad y a todas sus características, el público como siempre, se mostró sumamente interesado en este tipo de temas, veo los rostros de impacto cuando narro los amargos estragos que dejó en mi la compulsión por el alcohol y las drogas, siento los puentes de compresión, con las miradas de asombro, sé que transmiten dolor, frustración, impotencia. Mucha desinformación. me queda muy claro, que no hay peor ciego que el que no quiere ver, hay una expresión genuina de preocupación, ya sea de prevención, de hacer algo para que sus hijos no caigan en las garras de La Saliva del Diablo, hay en otros, la angustia, la búsqueda de soluciones para rescatar a un ser querido de este infierno y están ahí, porque desean orientación e información y eso habla bien de ellos, habla del primer paso de AA, que es aceptar la realidad y en la medida de que se conoce el problema, te acercas a las soluciones, así de sencillo, pero la ignorancia, la negación, son parte de las características de un alcohólico drogadicto, y más en la familia, hay quien pide ayuda con urgencia, rogándole a Dios, no encontrarla.- A mí me hablan muchas personas y la mayoría, me dice,.- Urge. – Yo sé que no es así, la gente anda buscando una solución exprés, rogando no encontrarla, un tanto mágica e instantánea. – Solo Dios. –

Cadena neurótica

Muchos padres dañamos severamente a nuestros hijos, debido a que delante de ellos nos agredimos, violentamos el dialogo, gritamos, ofendemos, humillamos, intimidamos, retamos, insultamos, denigramos, devaluamos a nuestra pareja, en un instante, mutuamente nos hacemos trizas, no nos importa en lo más mínimo que nuestros hijos estén escuchándonos. viéndonos, no nos importan sus ojitos tristes, sus miradas de asombro, ni el susto que les provocamos, no nos importa la pésima escuela que les demos, el mal ejemplo, hacemos de nuestro hogar, un hogar disfuncional, donde el respeto brilla por su ausencia, donde el insulto es el estandarte y la guerra de vanidades, nunca cede. si somos capaces de gritarnos entre la pareja, nos importa un comino como educamos a las criaturas, gritándoles, humillándolos, poniéndoles calificativos y descalificativos, haciéndoles sentir cucarachas, o peor que ello, no nos importa abrir y hacer heridas del alma, como la injusticia, la humillación, la traición, no nos importa acomplejarlos, pero lo peor, es que una pareja neurótica, hace a sus hijos neuróticos, ingobernables, rebeldes, intocables e irresponsables, aprenden a que a base de gritos es como deben de comunicarse y esta cadena neurótica, ellos habrán de superarla, de repetirla una y otra vez en sus vidas, la neurosis es uno de los ingredientes básicos de mi enfermedad, un neurótico, fracasa en sus relaciones personales, fracasa en su comunicación interior y con las demás personas. Primero fui neurótico, luego alcohólico…. Drogadicto, maniaco depresivo, celoso…. Un macho tipo mexicano, empina al abismo a sus hijos. –

 

 

Cadena de los miedos

Un día leí en Selecciones, que una mamá es capaz de decir en un día, hasta 400 veces, NO. He escuchado, muchas veces a las mamás que les dicen a sus hijos.- Si no te callas, voy a llamar a la policía.- Si no te callas, te voy a dejar aquí sola.- Te va a llevar la policía al calabozo.- Te voy a castigar.- Bájate de ahí o te bajo.- No lo hagas.- No toques.- No pases por ahí.- Las fobias sociales, el pánico escénico, los miedos y la inseguridad, son componentes de un adicto, son componentes en la personalidad de un malhechor y es una cadena destructiva, es un esquema que se aprende y se contagia en el hogar, como padres cometemos el error de hacer a nuestros hijos, inútiles, nos da miedo que se caigan, que se vayan a quemar en la estufa y no los dejamos hacer un par de huevos fritos por temor a una quemadura, los hacemos inútiles, dependientes, inseguros de mil maneras, no permitimos que vivan su propia experiencia, trasmitimos nuestra propia miseria, la sobreprotección daña fuertemente a una criatura, por desgracia, cuando el alcohol o las drogas entran al interior de un ser, es como si fuera arrullo para el alma debido a que los miedos desaparecen, la droga desinhibe, da seguridad, es la puerta falsa, se rompen, momentáneamente fobias y complejos que en tiempos normales, los tienen secuestrados, triste es, que tal vez un par de copas logren desinhibir, la mala noticia, es poca la gente que puede únicamente tomar dos copas, el resto, una gran mayoría tenemos que alcoholizarnos totalmente hasta perder la razón. La armonía, es un buen antídoto para los miedos, en mi libro, Armonía, el arte de hablar bien en público, acredito este argumento. – Rompiendo con la rigidez, obtienes seguridad.

Ausencia de valores

Lo que bien se aprende, jamás se olvida. En casa, los niños aprenden a faltarse al respeto, escuchan las mentiras que se dicen sus padres, son testigos de los interrogatorios tipo policía judicial federal, de cómo se intimida a la pareja y se le califica como mentiroso, mentirosa. Aprende a no cerrar círculos, la cochera puede ser el reflejo de un hogar de gitanos, el desorden total y ese cochitril, jamás tiene arreglo, al contrario, cada vez el desorden aflora, aprenden a no dar las gracias ni a valorar por los alimentos que reciben, se sienten merecedores, las rutinas mal encausadas, daños a nuestros hijos que no los educamos a que recojan su ropa sucia, la toalla húmeda que normalmente la dejan en la cama o tirada en el suelo, se les enseña a que la pereza es un sello de distinción, no tienen sentido de responsabilidad, duermen todo el santo día, abusan de sus horarios y llegan a la hora que se les viene en gana, no hay la más mínima muestra de respeto a la autoridad, se sienten igual y actúan al tú por tú con sus padres, los hábitos de higiene y del orden, distinguen contrariamente su recamara, el guardarropa es propiamente un desastre, los zapatos sucios, sus útiles escolares, mal acomodados, maltratados y manchados de guacamole o salsa, hay tantos hábitos en esta cadena de decadencia, que no son más que los ingredientes de un adicto, quien no valora, ni se esmera por la calidad de vida, y eso lo aprende y lo aprende bien en su casa, donde no contribuyen en lo más mínimo, reniegan por todo y por nada, se niegan a hacer la más mínima tarea en benéfico del bienestar común y no hacen otra cosa más que acreditar su tendencia de ingobernabilidad, sello de distinción de un rebelde sin causa, un adicto compulsivo, por demás toxico.-

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