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Letras Desnudas

Mario Caballero

Clan de saqueadores

¿Por qué deberíamos creerles? Los miembros del clan Morales Vázquez andan gritando a los cuatro vientos que son dignos servidores públicos. Merecedores de todo reconocimiento. Lo dice cada quien por su lado y en grupo. Han llegado a la desfachatez de proclamarse como los mejores elementos de la Cuarta Transformación. Anuncian que ellos serán los protagonistas en las próximas elecciones en Chiapas porque son amigos del presidente de la República, a quien no se refieren como presidente sino como Andrés Manuel. Poniéndolo en contexto, se sienten intocables y con mucho poder.

Lo que dicen es un insulto a la inteligencia. Juntándolos a todos, no sale uno bueno. ¿De dónde son dignos? Al parecer no se acuerdan que vienen de una familia pobre, de cómo se hicieron de grandes fortunas y, sobre todo, qué han hecho con el poder. Uno a uno merece una refrescada a su desmemoria.

Empecemos con Jorge. Él lleva una vida licenciosa. En parte, quizá, por su personalidad reprimida. Tiene por costumbre ofrecer tremendas fiestas cada fin de semana en sus suntuosas residencias, en las que el whisky, el champán y los canapés se sirven sin ninguna consideración. Es extravagante en su forma de vestir.

Ha vivido siempre bajo la sombra de sus hermanos Plácido y Carlos Morales. Se alimenta de las migajas que caen de sus bocas.

Con Carlos no le ha ido bien, sino genial. Por ejemplo, cuando Carlos negoció cederle la candidatura a la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez a Jaime Valls Esponda, en 2006, él obtuvo la administración del Centro de Convenciones. Su desempeño estuvo plagado de irregularidades. Fue acusado de malversación de recursos, hostigamiento laboral y fraude.

En 2012, cuando Carlos Morales negoció con el exgobernador Manuel Velasco Coello ser secretario de Medio Ambiente tras perder la elección a la presidencia municipal con Samuel Toledo, Jorge se convirtió en el principal operador y ejecutor de los negocios turbios de su hermano en esa dependencia. Para empezar, obtuvo la administración del restaurant El Aguaje, que Carlos le arrebató a la señora Imelda López a través del abuso de poder y tretas legaloides. También recibió obras por adjudicación directa como la construcción de la barda perimetral del zoológico “Miguel Álvarez del Toro” por la cantidad de 50 millones de pesos.

Actualmente, Jorge Morales es el operador financiero de Carlos en el Ayuntamiento capitalino. Es el encargado de entregar por adjudicación directa la obra pública, y la compra de material que realiza la comuna, así como de mano de obra y renta de maquinaria, todo a precios sobrevalorados, también es supervisada por él.

La historia de Antonio Morales es muy similar a la de Jorge. Es un tipo sin personalidad, un fracasado, pero ha ganado mucho dinero siendo cómplice de sus hermanos. Vive como todo un potentado a costa de lo que éstos han logrado traficando influencias.

CARLOS MORALES

Vayamos, ahora, con Carlos. ¿De dónde es una persona honorable? En 1995, teniendo 31 años y siendo diputado local por el PRI, votó en contra de su hermano Plácido, a quien le faltó un voto, el de Carlos, para convertirse en gobernador interino de Chiapas tras la dimisión de Eduardo Robledo Rincón. Sí, Carlos Morales eligió a Julio César Ruiz Ferro y no a alguien de su propia sangre. Prefirió a quien es considerado uno de los autores intelectuales de la matanza de Acteal.

Carlos no tiene ideología. Ha sido del PRI, del PRD, ha trabajado para el PVEM y en este momento es alcalde de Tuxtla Gutiérrez por MORENA. De ahí que el titular del programa Denuncia Pública, Felipe Alamilla, le apode “el guacamayón”, porque es de muchos colores igual que las guacamayas.

Como diputado local y federal no se le conoce ninguna iniciativa. Como regidor, tampoco. Sólo que fue tapadera de las corruptelas de la exalcaldesa Victoria Rincón, quien endeudó a Tuxtla por más de cien millones de pesos.

Tras su paso en la Secretaría de Medio Ambiente fue acusado de nepotismo, desvío de recursos públicos, acoso laboral y tráfico de influencias. Sus hermanos, primos, sobrinos y hasta su yerno, René Alcocer, ocuparon puestos clave en el manejo de recursos. Se dijo que hizo negocios ilegales con empresas acusadas de contaminación ambiental, como Cales y Morteros del Grijalva y Proactiva, hoy conocida como Veolia. Se presume que éstas le daban sumas de dinero a cambio de protección.

Hoy, como alcalde de la capital chiapaneca, es señalado de corrupción, de simular convocatorias de licitación pública, de no transparentar los ingresos municipales como el de los baños públicos, panteones y mercados, de alterar los importes por el servicio de agua potable y, por si fuera poco, está siendo investigado por la Auditoria Superior del Estado por la adquisición de 3834 contenedores de basura por un monto de más de 28 millones de pesos que realizó por adjudicación directa a la empresa Veolia, su preferida.

PLÁCIDO

El caso de Plácido Morales Vázquez es de pena ajena. A sus ochocientos años todavía sueña con ser gobernador de Chiapas. A diferencia de sus hermanos, se autodescribe como intelectual, aunque sólo ha dado clases y algunas ponencias.

Al no ser elegido gobernador interino, echaba pestes a Ruiz Ferro. Pero al mismo tiempo era señalado por el abogado Gerardo Pensamiento de haber robado cinco millones de pesos de un fideicomiso. Tras la acusación huyó del estado.

En enero de 2008, Juan Sabines Guerrero lo invitó a su gobierno y lo nombró secretario de Pesca y Acuacultura. Lo primero que hizo fue meter a su familia a la nómina y fue señalado de desviar los recursos de los programas sociales y condicionar los beneficios. Luego, Velasco Coello lo designó Coordinador General de Gabinete con un sueldo de 150 mil pesos mensuales. Empero, en lugar de cumplir la encomienda se dedicó a hacer campaña política, a fortalecer sus relaciones con los hermanos López Obrador y a lanzar campañas de desprestigio en contra de los demás funcionarios.

Sin embargo, no hay mejor coyuntura para demostrar su mediocridad como persona y servidor público que su desempeño como presidente municipal de Ocozocoautla.

Fungió de 1980 a 1982. Fue implicado en el robo a las arcas del pueblo y en la sustracción de una colección de libros en lengua zoque de la biblioteca municipal, de la que algunos aseguran tiene guardada en su casa de Coita, ubicada en la rivera Tzu-Tzu.

No es todo. Hizo que varios muebles de la alcaldía fueran llevados a su residencia, asimismo un transformador de una escuela preparatoria, bancas, papelería y hasta intentó llevarse la mesa de madera de cedro que era utilizada en las sesiones del cabildo.

Por cierto, ¿se acordará el dizque intelectual que una noche tuvo que salir huyendo dentro de la cajuela de un automóvil vestido de mujer para no ser alcanzado por las autoridades?

NO TIENEN DIGNIDAD

Dice Savater: “¿Sabes cuál es la única obligación que tenemos en la vida? Pues no ser imbéciles. La palabra imbécil viene del latín baculus que significa bastón: el imbécil es el que necesita bastón para caminar”.

Lo de Savater les queda como anillo al dedo a los hermanos Morales Vázquez, que se engañan a sí mismos sobre lo que son en realidad. Necesitan apoyarse en la farsa para poder caminar. Son corruptos, deshonestos y oportunistas, no hombres de dignidad. ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com

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