Roberto Morales Figueroa
Estado de Derecho: responsabilidad de todos.
No puede entenderse una democracia sana y plena sin un estado de derecho fuerte; uno en el que se respete de forma irrestricta el principio de igualdad ante la Ley; uno en el que los ciudadanos tengan la seguridad de poder desarrollarse ampliamente en una democracia liberal; uno que supedite a los gobernantes a la Ley, y a cumplir a cabalidad el encargo para el que fueron designados. Teniendo como base esto, podrá un estado gozar de instituciones fuertes que permitirán el impulso rumbo al desarrollo.
Conviene recalcar que para que las personas respeten la ley, y en consecuencia un estado de derecho sea efectivo, estas deben ser conscientes de que existe una amenaza creíble de que el que rompa la ley va a ser castigado. Y esto pasa desde las cuestiones mínimas como pasarse un alto, una falta tan mínima como esta pareciera ser, puede ocasionar desde unas pérdidas materiales hasta la pérdida de vidas humanas como se ha visto. La escalabilidad de las acciones van en función de las consecuencias o ausencia de estas.
La ONU define al Estado de Derecho como “(…) el principio de gobernanza de los Estados (…)”, y contiene los siguientes elementos: i) Todas las personas, instituciones y entidades están sujetas al cumplimiento de la Ley. ii) La Ley es respetuosa de los derechos humanos. iii) La Ley se aplica en forma equitativa, justa y eficiente. Mientras en México esto no se entienda, seguirá sumido en un estado de flexible, y por ende no podrá aspirar al desarrollo.
Existe una correlación directa entre estado de derecho y crecimiento económico, los países que crecen más, no son necesariamente los que más recursos naturales tienen sino los que tienen un estado de derecho más fuerte.
Uno de los desafíos más apremiantes es la corrupción. México ha luchado (o hecho como que lucha) durante mucho tiempo contra la corrupción en sus instituciones gubernamentales y sistemas judiciales. La corrupción socava la confianza de la población en el gobierno y distorsiona el estado de derecho al permitir la impunidad y el abuso de poder, se genera lo que sarcásticamente podemos definir como “estado de chueco”. Pero hay algo muy importante sobre lo cual poner el foco, la corrupción se genera también por la falta de civismo, porque, si como se dice que para bailar un tango se necesitan dos, para que la corrupción se perpetúe se necesitan dos, o más. Por un lado, el corruptor y por el otro el corrompido.
La independencia del Poder Judicial es otro aspecto crítico del estado de derecho en México. La capacidad de los tribunales para tomar decisiones imparciales y garantizar la igualdad ante la ley es esencial.
El estado ha dado pasos para fortalecer su estado de derecho. Las reformas legales y constitucionales, como las relacionadas con el sistema de justicia penal acusatorio, buscan mejorar la transparencia y la justicia, pero al día de hoy han sido insuficientes.
Cuando la realidad salta a la vista, los datos salen sobrando. Pero no hay que olvidar lo fundamental, la sociedad juega un papel crucial sobre el gobierno para promover la rendición de cuentas y la transparencia, sin olvidar que son corresponsables, de la misma manera en que se exige y en la misma proporción, se debe participar, y esto es realmente así es un deber.
Fortalecer el estado de derecho en México es una obligación de todos, una labor diaria, una tarea que, como la democracia y el amor, deben hacerse todos los días. Bien vale la pena recordar siempre, pero sobre todo ejercer, aquella frase que hizo famosa el ilustre Chiapaneco Dr. Belisario Domínguez: “Si cada uno de los mexicanos hiciera lo que le corresponde, la Patria estaría salvada.”