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¡educación, el peor momento!

Opinión

¡educación, el peor momento!

1.- La tecnología ayuda, pero no puede suplir la función de la escuela

2.- ¿Cómo se van a integrarse a la vida social los niños y los jóvenes?

3.- En crisis las escuelas privadas, pierden matrícula y las mejores plantillas de maestros.

Jorge Enrique Hernández Aguilar

Más de alguno quisiera ver a la educación con una mirada esperanzadora en estos momentos, pero desafortunadamente no puede tenerse tanto optimismo. Este es el peor momento de la educación pública y de la educación que imparte el sector privado.

Los tecnócratas ya están imaginando que esta es la gran oportunidad que se tiene en el país, para que definitivamente se logre la incorporación de los niños y de los jóvenes a mayores y mejores niveles en el ámbito de las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información.

Los contactos que se han tenido con el zoom o con el Microsoft team, o con otras aplicaciones, tiene a algunos docentes entusiasmados, porque de esta manera los niños y jóvenes, que tienen acceso a una computadora por fin pueden encontrarle una mayor utilidad.

Para algunos optimistas ya están los mexicanos en las puertas de la sociedad del conocimiento.

Lo que la mayoría no quiere reconocer, es que el “aprendizaje inmediato” lo están logrando los padres, sobre todo las madres de familia, que son las que están acompañando a los alumnos en las tareas.

El asunto es que la educación no debe olvidarse que antes que tecnologías de la comunicación y de la información, responde a un proceso de socialización que va acompañando al aprendizaje de un sistema de conocimientos.

Esta es la razón que explica la existencia de la escuela, la capacidad de una sociedad para lograr la integración de las nuevas generaciones a la evolución de los tiempos propiamente sociales.

Aunque probablemente adquirirán conocimientos aquellos que tengan acceso a la educación a distancia, pero el 20 por ciento, ellos llegarán tarde al sistema de aprendizajes, y más tarde a los procesos de integración a la vida social.

En el caso de la educación privada, estos momentos son los peores ya que están perdiendo matrícula, primero por la falta de una educación presencial: ¿Para qué envío a mis hijos a la escuela, si todo el trabajo lo tengo que realizar en casa para que aprendan? ¿Quién le va a enseñar a mis hijos a vivir en sociedad?

Lo más grave es que tanto la escuela pública como la privada, le guste o no a más de algún analista, siguen cumpliendo el papel de almacenes en dónde los padres de familia entregan a sus hijos durante una parte del día, ahora en la educación a distancia, esto ya no se puede.

¿Qué van a hacer los padres y madres de familia, cuando se reinicien las labores en las empresas y en las oficinas, pero las clases todavía no? ¿Con quién van a dejar a los hijos?

No estamos hablando del problema de una docena o centena de niños, sino de millones de niños que no tienen con quién quedarse en sus casas.

Dice Julio Salas que las escuelas privadas viven su peor momento ante la deserción escolar de estudiantes en todos los niveles educativos, ante la imposibilidad de continuar pagando las colegiaturas.

Los padres de familia comenzaron a posponer los pagos mensuales en primera instancia porque muchos perdieron el empleo, cerraron empresas o centros de trabajo a partir del mes de abril. Otros simplemente se opusieron al considerar que la llamada “educación a distancia había sido un rotundo fracaso”.

A pesar de estar en un periodo de vacaciones las escuelas particulares ya comenzaron el ciclo de inscripción, pues piensan adelantar quince días el regreso a clases de manera presencial siempre y cuando se cumplan las condiciones sanitarias.

Hasta el momento y de acuerdo a los reportes iniciales de la Federación de Escuelas Particulares, tanto en el ámbito nacional como en el estado de Guanajuato hay un registro del 30 al 40% de los alumnos al siguiente ciclo escolar.

El principal factor que atribuyen al cambio de colegio al sector público es la falta de solvencia económica en los padres, prefieren desde ahorrar o invertir en otras cosas como casa, alimento y pago de deudas pensando en que al mejorar la situación pudieran regresar a un colegio privado ya sea a mediados de ciclo escolar o hasta el próximo año, cuando se pueda confirmar que todo se ha regularizado.

Los afectados también han sido los docentes, que han tenido que aceptar la reducción de sus salarios o buscar un empleo de cualquier cosa para sobrevivir. Dejando a las escuelas privadas sin las plantillas más valiosas.

Por lo tanto, la apuesta en favor de la educación a distancia, habrá de ser, a partir del 24 de agosto, solamente eso una apuesta en favor de la generación de un sistema de aprendizajes de conocimientos básicos, pero sin lograr que la escuela cumpla su papel como parte del proceso de socialización de los niños y de los jóvenes.

Sin embargo, no hay otra opción para darle continuidad a la operación del sistema educativo nacional, están varados millones de niños y jóvenes, y más de un millón y medio de maestros en educación básica, secundaria y media superior.

Para el estado esto significa una carga, ya que hay que pagarles y capacitarlos, y buscar que se ocupen en darle continuidad al proceso educativo, que es lo que debe estar preocupando más a más de algún alto funcionario.

No cabe duda, que este es el peor momento de la educación en México.

Lo terrible y que no se desea se aplique en México, es el cierre de las escuelas, porque esto traería aún más desempleo.

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