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Desde mi Trinchera

Diego Victorio

El caso Grajales Yuca (segunda y última parte)

Fue el caldo de cultivo para que un segmento de la clase política exhibiera su verdadera personalidad.

Nos puso en contexto de cómo será el comportamiento de los actores, partidos políticos y simpatizantes en el próximo proceso electoral intermedio de 2021.

Hacia allá iba enfocado mi comentario cuando afirmaba ayer que, el caso Gerardo Grajales Yuca, había retratado en su justa dimensión a quienes quisieron obtener “raja” política de él.

1).- El primer fenómeno a observar es la paliza mediática a mansalva propinada al fiscal General de Chiapas Jorge Llaven Abarca, obviamente dirigida por una mano oficiosa que, pretendía doblar a Llaven.

La guerra de lodo se estacionó sobre la Fiscalía General aun cuando quien giró la orden de aprehensión y vinculó a proceso a Yuca, fue un juez ligado al Poder Judicial.

Entonces, si el ataque mediático hubiese sido genuino, emergido del peatón que opina libremente en redes sociales, lógicamente la arremetida hubiese caminado hacia el Tribunal de Justicia.

La embestida a Juan Óscar Trinidad Palacios, hubiese sido del mismo calibre que la obsequiada a Llaven Abarca.

Más burdo y ramplón no se puede actuar.

Había consigna -de un adversario confeso del que despacha en el Libramiento norte- para “reventar” en las plataformas digitales al Fiscal. De eso no hay duda.

2).- No de menos peso específico que el primero es la cero empatía de las directrices locales de Morena para con el gobierno estatal.

El partido guinda leyó políticamente que, el caso Yuca, impactaría electoralmente en Morena.

Seducidos de su alter ego radical, se olvidaron de las formas y que, en estos menesteres, la manera también es fondo.

Aquí dije el jueves 30 de junio que, estudiado desde la arista político-electoral, el caso Grajales Yuca traería daños colaterales, al partido gobernante, Morena.

“Morena, involuntariamente, abre un peligroso frente de batalla contra un gremio que, en Chiapas, ha demostrado estar cohesionado”, señalé.

“Ese universo de los de bata blanca que bien pudo ser una especie de voto corporativo controlado por el partido vino tinto, ahora, seguramente, será a la inversa”, sostuve.

“Sí, Morena, corre el riesgo de recibir, en 2021, el voto de castigo del bien organizado círculo de médicos”, acoté.

“Es un caudal importante de sufragios que irían a parar a otro casillero, porque los doctores han abierto una confesa guerra fría contra Morena”, escribí.

Todo eso basándome en la hipótesis de que, si en los imaginarios colectivos se alojara la teoría de que Grajales Yuca era inocente y se abusaba de sus garantías individuales, aunque no fuese verdad, al menos la percepción si castigaría, electoralmente hablando, al partido en el poder.

El viernes 31, el Comité Ejecutivo Estatal de Morena, respondió con un sendo manifiesto dónde, entre otras cosas lamentaba que se hubiese “ordenado y ejecutado la aprehensión” del urgenciólogo Gerardo Vicente Grajales Yuca.

Sin matizar, sin insinuar, sin un sentido tácito, así de manera explícita y, hasta tajante, Morena se asumía ofendido de funcionarios emanados de ese mismo partido y, por ende, del sistema de justicia estatal.

Y, siguió, coercitivo en su narrativa, aduciendo que no se cayera en legalismos. En atropellos, vaya.

La carta a primera vista parecía apócrifa, igual creí que era un posicionamiento a título personal de algún militante.

Sin embargo, venía signada por la Secretaría de Derechos Humanos y Sociales del partido vino tinto.

Nunca hubo aclaración, desmentido o desconocimiento y, ante el silencio del dirigente interino de Morena Ciro Sales Ruiz, entonces, -los argumentos retóricos plasmados en el escrito- se interpretó, de facto, que tenía el aval de Morena.

Pese a que en el sentido estricto los dichos de la presunta Secretaría de Derechos Humanos del guinda raspara al titular del Poder Ejecutivo.

Y eso que el proceso electoral es el próximo año. Caníbales. Al Tiempo.

Comentarios Atrincherados

*** Se habla de una presunta instrucción -del más alto nivel- que pondría fin al cacicazgo de Pascual Ramos García, en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach).

Con él también se irían familiares que incrustó en la institución, en el área de deportes y en la carrera de odontología.

Se sabe también que intenta esconderse -mientras negocia su salida- en la dirección de Postgrado.

Sin embargo, se filtró que la orden es cesarlo, pues el ambiente intramuros cada vez es más tenso.

No se duda que, con los buenos oficios que le caracteriza, el rector Rodolfo Calvo Fonseca, va a acatar el mandato.

*** La simbiosis Andrés Manuel-Morena está fracturada. El instituto político ha enojado al Presidente, al grado de que Obrador ha amenazado con irse del guinda.

Ese puede ser un norte de algún movimiento que estuviese ocurriendo en los cuartos de ideas contiguos a Palacio Nacional, toda vez que en este mes las Redes Sociales Progresistas será oficialmente partido político ligado a la cuatroté.

Un guinda intenso, ideología de izquierda moderada podría ser el plan “B” de AMLO. HASTA PRONTO.

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