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El recuento de los daños

Mtro. Esdras E. Cruz y Cruz

(…) Hacía 84 días que no pescaba un pez, hasta que tuvo suerte: un enorme pez espada pica el anzuelo y tras una batalla difícil de tres días, logra derrotar al animal

más grande que ha visto en sus años de pescador. El viejo Santiago trata por todos

los medios volver a tierra con su enorme presa que es más grande que el bote… profundamente orgulloso de su hazaña… pero atraídos por la sangre del pez espada, los hambrientos tiburones acuden para devorarlo…Santiago lucha como una fiera para impedirlo, pero los tiburones consiguen su objetivo. (…)

-Ernest Hemingway, Relato corto del libro “El viejo y el mar”.

‘El viejo y el mar’ en opinión de muchos escritores famosos es la mejor obra de Hemingway; es de esos libros metafóricos que destacan la tenacidad y perseverancia contra todas las circunstancias que rodean la búsqueda de los objetivos, resultando para algunos en derrotas o triunfos; hay que leer el libro.

La más grave crisis que México ha padecido desde los años treinta, ha fracturado la economía y por ende el crecimiento y desarrollo social tan necesario: la economía

en recesión profunda y en su peor derrumbe de la historia; las advertencias de empobrecimiento; la pérdida de empleos; la caída de ingresos de los mexicanos; los miles de muertos contabilizados por el Covid-19 y también los miles de asesinatos a causa del fracaso al combate de la delincuencia organizada; todas estas variables hacen fatídicos los escenarios económicos, sociales y humanitarios

de nuestra nación.

Las inclinaciones del actual gobierno por las medidas de extrema austeridad, la suspensión de inversiones vitales para la economía, la caída abismal del producto interno bruto, las inversiones que por la situación financiera negativa que atraviesa el país en el momento actual son sin sentido, representando una enorme carga para

las finanzas públicas de México; es decir, una política de contracción del gasto es abiertamente contraproducente, exacerba los resultados de factores de la oferta, desestimula la demanda y por ende dificulta la recuperación económica y tendrá efectos sociales negativos muy importantes.

La reducción del consumo del gobierno en condiciones de estrés fiscal severo, es calificada por los mercados financieros, los cuales en sus análisis de riesgos solo exigen austeridad cuando la deuda aumenta y comienza a afectar la perspectiva de crecimiento, por lo que tan peligrosa se hace una respuesta fiscal laxa, como la austeridad ‘procíclica’. Contribuyo con algunas alternativas que podrían ser útiles en esta eventualidad o coyuntura económica: el seguro de desempleo por emergencias, pudiera beneficiar a millones de trabajadores formales e informales que han perdido su empleo; protección a la nómina de las empresas que permite mantener el mayor número de empleos formales; diferir el pago de contribuciones sociales a las micro, pequeñas y medianas empresas; apoyo para el pago de renta

u otros costos fijos (a negocios especialmente afectados por la pandemia); apoyo mínimo a los trabajadores informales que hubiesen perdido su fuente de ingresos; subsidio o diferimientos de pagos de energía eléctrica.

Estas opciones son válidas y viables financieramente ante el prolongado confinamiento, de lo contrario el riesgo de la quiebra amenaza a muchas empresas; como se ha citado en otros momentos por expertos financieros el costo total de estas medidas no tendría que ser muy elevado, es decir, entre 1 y 1.5 del PIB; ¿por qué los programas sociales existentes no atienden esta problemática? La crisis está dejando a miles de nuevos pobres que antes de la pandemia tenían un empleo o fuente de ingresos y como consecuencia de esta misma ya no lo tendrán, estas personas no eran beneficiarias de ningún programa social y probablemente ni pobres, aunque sí económicamente vulnerables, por lo que resulta imprescindible y obligatorio para el actual gobierno tomar medidas adicionales para paliar las enormes necesidades económicas y sociales que esta crisis está provocando.

El recuento de los daños obliga al gobierno a actuar inteligentemente; eso no quiere decir que el gobierno se haga cargo de todo, la idea es que utilizando los recursos y caminos que solo el gobierno tiene disponibles, apoye a las empresas, las más pequeñas, las que generan el 85% del empleo en México, para permitir reanuden sus funciones en un orden socialmente sano; conectar como verdaderos socios ambas fuerzas, para restaurar y relanzar la economía, la cual está siendo abandonada, en particular la micro, pequeña y mediana empresa, manteniéndose fuerte solo un puñado menor de empresas que se encuentran, si no beneficiadas, no impactadas en su economía y algunas hasta privilegiadas por su relación con el

gobierno actual.

La realidad social, económica y política que vive nuestro país, liderado por el actual

gobierno de la 4T, cuyo Presidente, después de muchos años de lucha logró obtener

el máximo cargo público de la nación, ante el embate salvaje y violento de las circunstancias actuales que atravesamos, amenazados por la doble crisis económica y de salud, al igual que en el libro de ‘El viejo y el mar’, asediado por los

fuertes vientos y los tiburones que podrían devorarnos como a aquel pez vela. ¿Nosotros, al final de esta travesía, llegaremos al puerto en los huesos?

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