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Gobernabilidad en tiempos de crisis

Letras Desnudas

Mario Caballero

Gobernabilidad en tiempos de crisis

La Secretaría de Salud en Chiapas comunicó el pasado jueves de dos nuevos casos de contagio de coronavirus en el estado. Con esos ya se reportan seis hasta la fecha.

Hasta el momento, Chiapas es de los estados con menor número de contagios. Comparado con los que hay a nivel nacional, que ya alcanzó los 717 casos, representa el 1.1%. Por ello, podríamos decir que la crisis que está asolando a muchos países y causando pánico en algunas entidades de México, aquí está bajo control.

Es imperativo reconocer que el Covid-19 no es de alta mortalidad, pero más allá de eso no deja de ser peligroso. Sobre todo, cuando ya se reportan más de 588 mil contagios y más de 27 mil muertos en 188 países del mundo, la mayoría en Estados Unidos, con más de 100 mil casos diagnosticados, cifra muy por encima de los 80 mil 700 de China, epicentro de la pandemia.

Los coronavirus son conocidos desde hace mucho tiempo, están formados por un ARN principal y una envoltura viral con una corona externa de la que surge su nombre. Es capaz de infectar a animales y humanos.

Surgió en la provincia china de Hubei y se propaga a gran velocidad. Fue reportado por primera vez a la Organización Mundial de la Salud apenas el 31 de diciembre de 2019, pero para el 2 de febrero de este 2020 ya se habían registrado 14 mil 557 casos.

El pánico es producto de la novedad del virus y de que no hay vacunas ni antivirales para su tratamiento, no porque sea sumamente fatal. Tiene, al parecer, una mortalidad de 2 por ciento de las infecciones. En algunos países ha sido incluso de menor que eso.

Por tanto, el temor que hay sobre el nuevo coronavirus es lógico. Las pandemias han dejado millones de muertos en el pasado. La gripe española, por ejemplo, que se suscitó en 1918 infectó a una tercera parte de la población mundial y dejó un saldo de entre 20 y 50 millones de víctimas mortales. La peste bubónica mató entre 75 y 200 millones de personas en Asia, Europa y África en el siglo XIV. En tiempos más cercanos, la pandemia del VIH-sida ha sido la causa de más de 36 millones de fallecimientos desde 1981. En otras palabras, las pandemias han sido y son más letales que las guerras.

Por lo que sabemos del Covid-19, ha sido mucho menos letal que otras enfermedades por las que nos hemos preocupado. La influenza estacional mata entre 10 mil y 25 mil personas al año sólo en Estados Unidos. A nivel mundial, la OMS calcula 650 mil fallecimientos anuales por influenza. A ésta no se le presta mucha atención ni genera grandes miedos porque, valga decir, el virus ya lo conocíamos con anterioridad. Su tasa de letalidad registra un 0.1 por ciento, pero como el número de contagios es mucho mayor, de ahí que el número de muertos también sea alto.

¿POR QUÉ HA AFECTADO TANTO?

Ahora bien, es menester responder ¿por qué si el coronavirus tiene una tasa de letalidad relativamente baja ha causado tanto daño? Trataré de explicarlo.

Aunque podríamos tomar de ejemplo a China que durante varias semanas fue el epicentro de la catástrofe del Covid-19, o a Italia que de la noche a la mañana pasó de tener unos cuantos contagios a ser actualmente el país con más muertos por la pandemia, el mejor caso para demostrar la severidad del daño es Estados Unidos.

Cuando el 22 de enero pasado se le preguntó por primera vez al presidente Donald Trump sobre el primer caso de contagio por coronavirus en su país, dijo: “Lo tenemos bajo control. Se trata de una persona que vino de China, y lo tenemos bajo control”. Despachó el tema con rapidez y queriendo demostrar que era un asunto de la menor importancia.

Dos días después, Trump escribió un tuit: “China ha estado trabajando muy duro para contener el coronavirus. Estados Unidos aprecia enormemente sus esfuerzos y transparencia. Todo saldrá bien”. Fue el mismo tono que el de la entrevista que le hicieron en el Foro Económico de Davos.

De ahí en adelante, el presidente más poderoso del mundo libre despreció las medidas que venía proponiendo la OMS conforme la crisis del coronavirus empeoraba en China. En cambio, se dedicó a hacer campaña política, a denostar a sus adversarios del partido Demócrata, a echar pestes sobre los migrantes centroamericanos y a decir que estaba cumpliendo la promesa que hizo en la campaña de 2016 de que haría que México pagara el muro: burlonamente decía que por propuesta suya el gobierno de López Obrador mandó miles de soldados a cuidar la frontera.

Y el 30 de enero, dijo: “Tenemos un pequeño problema, sólo 5 casos”. El 11 de febrero: “Cuando caliente un poco, milagrosamente se irá”. Entre ocurrencias y otras prioridades, Trump se despreocupó por diseñar estrategias de prevención y contención del virus. Pero el 6 de marzo pasó del “lo tenemos bajo control” a “hace cuatro semanas nadie pensó que esto era un problema. Esto vino de la nada”. Y cuando el problema que vino de la nada se convirtió en una crisis sanitaria en su país anunció las restricciones de viajes, cierres de escuelas y distanciamiento social. Pero ya era demasiado tarde.

Donald Trump dejó pasar semanas valiosas. Por lo cual, hasta el día de ayer a las seis de la tarde, se contabilizaban más de 100 mil contagios. Él, su reelección y, especialmente, los estadunidenses están pagando demasiado caro su actuación errática, prepotente y valemadrista. Bien dice le dicho que más vale prevenir que lamentar.

CASO CHIAPAS

Es de reconocer el interés que el gobernador Rutilio Escandón Cadenas ha puesto en el asunto. Ha prestado atención a las recomendaciones de las autoridades de salud del gobierno federal, ha seguido las propuestas de la Organización Mundial de la Salud y ha escuchado la voz de los expertos. De ahí que Chiapas tenga la situación bajo control.

Cuando surgió el primero de los dos casos recientes, el gobierno del estado actuó con la misma urgencia que en los casos anteriores. La persona contagiada era un hombre de 42 años de edad, quien del 3 al 20 marzo había viajado por los países de Turquía, Estados Unidos, Emiratos Árabes y España. El 21 de marzo, estando ya en Chiapas, mostró la sintomatología, y tanto él como sus siete contactos se pusieron voluntariamente en aislamiento domiciliario. Hoy ya no presenta ningún síntoma.

El último se detectó el 22 de marzo. Es una joven de 32 años de edad que contrajo el virus durante su visita a Estados Unidos, del 2 al 18 de marzo. Ella y las ocho personas con la que tuvo contacto se aislaron voluntariamente en un hotel.

Hay un paciente en la Clínica de Cuidados Respiratorios, alterna al Hospital Regional de Palenque. Se trata de una persona de oficio taxista que contrajo el coronavirus al trasladar del aeropuerto de ese lugar a un extranjero. Su esposa e hija están aisladas en su domicilio. Y él es atendido por un grupo de especialistas integrado por dos neumólogos, un intensivista, un urgenciólogo y tres enfermeras intensivistas.

Como puede notarse tenemos suficiente información oficial sobre el asunto, la cual es provista por la Secretaría de Salud chiapaneca. De ahí que sepamos de la evolución de los pacientes y múltiples datos de casos probados, descartados y confirmados.

Lo más importante es que el gobierno de Rutilio Escandón se ha preparado ante la posibilidad de escenarios adversos.

Oportunamente, ha tomado la decisión de instalar hospitales alternos, comprar y distribuir medicamentos y abastecer de equipo e insumos a los distintos nosocomios del estado para que el personal médico y de enfermería cuente con las herramientas para brindar los cuidados necesarios. En ese plan se dispuso habilitar el Polyforum de Tuxtla Gutiérrez como clínica alterna, que ya cuenta con 44 camas.

Asimismo, el gobierno del estado tomó la medida de suspender temporalmente las actividades en diferentes dependencias, con excepción de las relacionadas con el sector salud, seguridad pública, protección civil, limpia, recolección de basura, agua potable, entre otras esenciales.

Ser responsable con la vida de las personas, no detener los trabajos de la política social y estar preparados para lo peor, hablan de que en Chiapas hay gobernabilidad en tiempos de crisis. ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com

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