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Letras Desnudas

Mario Caballero

Gobierno criminal

Estamos ante un gobierno criminal, no le demos más vueltas.

El gobierno de Carlos Morales Vázquez está atentado contra la vida de los habitantes de Tuxtla Gutiérrez, contra la vida de los trabajadores del Ayuntamiento y le valen un pepino los efectos económicos del COVID-19, que está golpeando durísimo a las grandes economías globales.

Es en los tiempos de crisis en que se prueba el liderazgo de los gobernantes. Es ahí donde quedan descubiertas las virtudes del político o su incompetencia. Las crisis son oportunidades para tomar medidas radicales que en tiempos ordinarios resultan impensables. Es decir, de lo que hagan o dejen de hacer dependerá el éxito o el fracaso de su proyecto de gobierno. En este caso en particular no sólo eso, sino también la vida de los ciudadanos.

Sin embargo, la respuesta pública del alcalde Morales a la más grave crisis sanitaria de las últimas décadas reitera su distancia con la sociedad y la frivolidad de las medidas que ha anunciado para encararla.

Este martes emitió un mensaje de buenas intenciones. Mostró preocupación por el avance en el número de contagios y lamentó la muerte de miles de personas en todo el mundo, pero no conectó con nadie. Sus palabras no se escucharon como expresión de solidaridad o empatía. Todo el discurso se oyó impostado y falso en voz de un hombre que sólo ha reaccionado con indignación cuando se afecta su imagen.

Lo que propuso a los tuxtlecos es el recalentado de viejas ideas y una fría declaración de propósitos. Si hubiera sido un discurso de campaña, hubiera sido un mensaje vago y superficial. Lo terrible es que ese decir es el hacer de un presidente municipal en tiempos calamitosos.

Ante la urgencia, habló de la suspensión de todas las actividades del gobierno, a excepción de las relacionadas con la salud, seguridad, servicios municipales, protección civil y aseguró la distribución de agua potable. Asimismo, anunció el cierre de parques deportivos y recreativos y de bares, antros, centros nocturnos, cantinas, billares y gimnasios. Pero hasta el momento su gobierno ni siquiera ha presentado el comunicado a la mayoría de los dueños de dichos negocios.

Para el colmo, hay denuncias de que, en decenas de colonias, especialmente de la zona suroriente de la capital, no tienen agua desde hace varias semanas. Y tampoco se han compuesto los drenajes colapsados y en algunos casos las reparaciones están inconclusas, representando un peligro latente para los vecinos.

Por si fuera poco, la inseguridad sigue aumentando. El viernes pasado, en la tarde, dos sujetos a bordo de una motocicleta asaltaron a un hombre de 49 años de edad que momentos antes había retirado 50 mil pesos en efectivo en una sucursal bancaria de la zona centro. Pero terminó con un disparo en la pierna al resistirse al atraco. De los delincuentes sólo se supo que huyeron con rumbo desconocido.

¿De qué sirven pues las fuerzas de seguridad municipales, cuya ineficiencia para combatir el crimen se compara con el tamaño de las extorsiones que comenten a diario en contra de conductores y vendedores ambulantes?

También dijo que los adultos mayores, personas con enfermedades crónico degenerativas, mujeres embarazadas o que gozan de servicio de guardería dejarían de laborar en el Ayuntamiento. No obstante, el personal del Departamento de Imagen Urbana que se dedica, entre otras cosas, a pintar parques, es decir, a una actividad no necesaria en estos momentos, sigue laborando. Aparte de que el gobierno de Carlos Morales los está exponiendo a contraer el virus, los tiene como esclavos, pues están forzados a pedir permiso hasta para ir al baño y si algún trabajador se siente mal y necesita acudir al servicio médico, también.

En esa misma situación están los empleados de la Dirección de Planeación Estratégica, de Costos y Concursos, de Fomento Económico, de Economía Social, de Fomento Ambiental, de Dirección Jurídica, de Proyectos Climáticos, entre muchos otros. Dígame si no es un crimen tenerlos laborando a riesgo de poner en peligro su vida, cuando desde el Gobierno Federal se ha determinado el distanciamiento social como medida de prevención.

No es todo. Otra queja de los trabajadores del municipio es que son obligados a cumplir con sus actividades, pero sin que les proporcionen los recursos para ello. Por ejemplo, si tienen que salir a realizar alguna tarea fuera de su centro de trabajo ellos pagan los pasajes con su propio dinero. En caso de no tener, ya que muchos apenas ganan para cubrir sus necesidades básicas, hacen largas caminatas. En caso de negarse, los amenazan con despedirlos. Mientras los directivos gozan de altos sueldos, prestaciones, llegan a la hora que les da la gana y los que tienen asignados vehículos oficiales los utilizan para su servicio personal o familiar. Disponer recursos con destinos públicos en beneficio particular también es corrupción.

Lo que no aparece por ningún lado del mensaje de Carlos Morales es un diagnóstico y una propuesta de auxilio financiero. El alcalde no les ofrece apoyo a los ciudadanos por los impactos económicos del Covid-19, que como se sabe afectará gravemente al sector formal e informal. Muchas empresas tendrán que cerrar durante la cuarentena, aunque otras quebrarán y otras despedirán parte de sus empleados para sobrevivir. Y cuando esto suceda, ¿qué harán las personas que se queden sin ingresos? ¿Cómo solventarán los gastos de comida, de agua, luz, renta, etcétera?

Para él eso no tiene ninguna prioridad. Su respuesta ante la iniciativa de la regidora priista Adriana Guillén de que se recorrieran los cobros de diversos impuestos municipales, como el predial, de traslación de dominio de bienes inmuebles, entre otros, y se condonara el pago del servicio de agua potable durante el tiempo que durara la contingencia, fue: “Es muy complicado políticamente convocar a que se revise lo del pago de impuestos. Yo, por el contrario, claramente fijo mi posición: tienen que pagarse los impuestos y los compromisos que tengan quienes reciben los servicios del Ayuntamiento”.

Si juzgamos por sus reiteraciones y sus acentos, al presidente le preocupa más no dejar de recibir el dinero de las contribuciones que las atrocidades del coronavirus en la salud y finanzas de los tuxtlecos. Yo seguiré cobrando los impuestos así el mundo se caiga a pedazos, parece decir.

¿NO QUE SABÍAS GOBERNAR?

Las propuestas de Carlos Morales son, en realidad, una evasión de responsabilidad. ¿De qué manera puede recobrar liderazgo si ante esta crisis lo primero que busca es el beneficio propio? ¿Y cómo no calificar de criminal a su gobierno si aparte de abandonar a los tuxtlecos a su suerte y de abusar de los trabajadores del Ayuntamiento, lo primero que ordenó ante el intento de homicidio de dos mujeres policías a manos de dos de sus compañeros fue que Jorge Alexis Zuart, secretario de Seguridad Pública, saliera en defensa de los agresores?

Una cosa es clara: la presente contingencia sanitaria ha dejado visible la incompetencia e insensibilidad del alcalde que se jactaba con toda arrogancia que sabía gobernar, que era la encarnación misma de la eficiencia. Hoy, el alcalde eficiente no tiene idea de cómo enfrentar la crisis de nuestro tiempo. Su discurso reciente es una demostración de ese fracaso.

No le demos más vueltas, estamos ante un gobierno criminal. ¡Chao!

?yomariocaballero@gmail.com

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