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Intubar la economía de México

Intubar la economía de México

Mtro. Esdras E. Cruz y Cruz.

“El que toma las riendas del gobierno no debe de ocuparse en sus asuntos propios, sino en los públicos; debe únicamente interesarse por el interés general, (…) y responder de la integridad de todos los funcionarios (…) (Erasmo de Róterdam ‘dixit´).

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo de la Economía (OCDE), en voz de su secretario general José Ángel Gurria, recientemente, manifestó que los gobiernos de América Latina, necesitan gastar más e invertir más; sin embargo, puntualizó que, para el caso de México, ante una recaudación tributaria apenas el 15% se entienda que tenga también un gasto paupérrimo.

Por otro lado, el banco mundial señala que respecto al gasto público de nuestro país como porcentaje del PIB es de 20.4%. El gasto público promedio mundial es de 27.1%. El gasto público en América Latina es de 28.4% y comparado con los países de la OCDE, es de 27.3%; en pesos mexicanos el gasto público en México es menor a 1.56 billones de pesos.

Las debilitadas finanzas públicas de México, requieren una reforma integral y estructural, corresponde a este gobierno de la 4a transformación convocar, proponer, plantear una verdadera reforma hacendaria, léase no fiscal, una reforma que conjunte el análisis para incrementar de manera sustancial el ingreso federal, el ingreso de los estados y municipios.

También deberá llevarse a cabo una revisión a fondo del gasto público, definición de los proyectos de inversiones en función de sus efectos de bienestar, desarrollo y beneficios sociales, que reduzcan la pobreza que desde 1982 a pesar de los diversos proyectos emergentes y estabilizadores, no se han minimizado, al contrario, a pesar de todos los recursos inyectados a los diferentes programas sociales, hoy somos el país más pobre de América Latina, antes que Honduras y Bolivia, a pesar de ser la segunda economía de América latina y 13a economía del mundo.

Inserto acá la necesidad de una reforma profunda en materia de política salarial que genere, que impacte, que modifique el bienestar de la población en pobreza y en pobreza extrema, como ya lo mencioné en mi artículo “en el preludio a la carrera a la miseria”, el salario mínimo desde 1981 a la fecha ha perdido el 78% del poder adquisitivo, lo cual es, la verdadera razón del empobrecimiento de los mexicanos. Retomando el tema de la reforma hacendaria ésta también tiene que revisar la política de la deuda pública, ya que para las finanzas públicas el costo del endeudamiento es de una magnitud comparable con las partidas que son destinadas para la salud o la educación y no se diga respecto a los recursos que el estado destina a la inversión productiva; solo como ejemplo el año pasado el presupuesto para el rubro de salud fue de 575 mil 328.3 millones de pesos, inferior en 14% a los recursos destinados para el pago de intereses de la deuda pública; la inversión física pública fue el año pasado de 564 mil millones de pesos, 16% menor al monto para el pago de intereses de la deuda.

Ante esta realidad ineludible, aunado al derrumbe económico generada por el SARS-COV2, a la bestial caída del PIB pronosticada por el fondo monetario internacional (FMI), el cual pronostica que el PIB de México se hundirá el 10.5% en 2020, solo superado por Francia, Italia y España, que están por encima del -12%; además tenciones geopolíticas y comerciales; caídas del 12% del comercio exterior, contracciones de -8% en el PIB de las economías avanzadas como Canadá, Reino Unido, la Unión Europea y Japón, la economía mexicana sin duda se encuentra aludiendo un argot médico, en proceso de intubación y en terapia intensiva para ventilar las finanzas públicas.

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