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Letras Desnudas

Mario Caballero

 

¿Morenista o corrupto?

En teoría, un verdadero morenista es aquel político que muestra una legítima vocación por el servicio a los demás. Es alguien que siente preocupación por las necesidades del pueblo, que cree en la democracia, que busca ser útil a la sociedad, que respeta y hace respetar las leyes. Su ideal político se sustenta en la ideología de izquierda. También representa al personaje de probada honestidad, que es correcto y de buenos principios morales.

Ahí se encuentra la base del éxito de Andrés Manuel López Obrador, quien además de formar esa imagen en el pensamiento colectivo supo entender la indignación que existe en los mexicanos por la corrupción. Se presentó ante el electorado como un político diferente: honesto y comprometido a sanar el terrible cáncer de la corrupción gubernamental.

Por eso nada más lógico que creer que la gente que salió a votar en julio de 2018 por los candidatos de Morena lo haya hecho pensando en la percepción de honestidad de López Obrador. Y con la esperanza de tener por fin un gobierno distinto a los priistas y panistas, es muy probable que todos esos que votaron lo hicieron creyendo que al cruzar el logotipo de Morena en la boleta electoral mataban dos pájaros de un solo tiro: votaban contra la corrupción y ganaban un presidente honesto.

Para esto, había razones para confiar en la imagen de político honesto de AMLO. Para empezar, nadie le ha encontrado un patrimonio mal habido a lo largo de su carrera política. No hay una sola mansión lujosa en su nombre, ni un departamento en Nueva York, ni un condominio en Miami, ni un enorme rancho y tampoco una empresa exitosa de su propiedad.

Segundo, su nivel de vida es muy austero en comparación a los estándares del resto de la clase política mexicana. Por ejemplo, en su declaración patrimonial aseguraba haber vivido durante varios años con un ingreso mensual de 50 mil pesos, que era lo que le daba el partido como sueldo, más lo que recibía de las regalías de sus libros. Asimismo, viaja en vuelos comerciales en clase turista (a todos nos consta) y su coche sigue siendo hasta ahora un Jetta Clásico. No hay lujos en su proceder.

Tercero, ni siquiera la oposición encontró indicios de que se hubiera beneficiado económicamente de los cargos que había ejercido. Aparte, en 2018, era el líder de una opción política que se diferenciaba de los panistas que toleraron, si no es que promovieron, la corrupción que heredaron del PRI, y de los priistas que regresaron a la Presidencia llevando la corrupción a niveles jamás antes vista.

En el contexto actual, estando en la antesala de los comicios más grandes de la historia de México, esa apreciación de político honesto de López Obrador que todavía existe en una buena cantidad de electores es, sin duda, una de las grandes fortalezas del partido, que a menos de cien días de las elecciones tiene una intención del voto de 44%.

 

LA PARADOJA

Por todo ello, ¿bajo qué elementos se dice morenista Miguel Ángel de los Santos Cruz, quien busca ser presidente municipal de San Cristóbal de las Casas? ¿Acaso puede asegurar que es honesto? ¿Es pues respetuoso de las leyes? ¿No se ha beneficiado ilegalmente durante las encomiendas que ha ejercido durante su carrera política? ¿No hay ni siquiera una pequeñísima razón para dudar de su integridad y calidad moral? ¿Ha sido un servidor público comprometido con las causas sociales y totalmente ajeno a los escándalos de corrupción?

A la verdad, nadie metería las manos al fuego por Miguel Ángel de los Santos, quien tiene tanto de morenista como Jerónima Toledo Villalobos, alcaldesa con licencia de San Cristóbal, tiene de chiapaneca.

Hablemos claro: Morena se equivocó al impulsar la candidatura de Jerónima Toledo en 2018. Pues más allá del presunto enriquecimiento ilícito de la oaxaqueña y del desmedido crecimiento de sus bienes inmuebles tanto en Chiapas como en su natal Ixtepec, están los errores de su gestión.

Hoy, el conocido pueblo mágico es una ciudad insegura, con recurrentes atracos a plena luz del día, con problemas de agua potable y de basura, con más de 90 comunidades viviendo en la más cruda pobreza y abandono gubernamental. Igual de reprobable es la represión que esta funcionaria ha emprendido contra grupos y organizaciones sociales que le reclaman seguridad en las colonias, transparencia en el ejercicio de los recursos y obras de infraestructura social.

En el caso de que se mantenga el género para la candidatura a la alcaldía de San Cristóbal, Morena volvería a equivocarse si apoya su reelección. Estaría condenando al municipio a otro trienio de corrupción e ingobernabilidad. Y también cometería un enorme error si postula a De los Santos Cruz. ¿Por qué?

En primer lugar, Miguel de los Santos tiene la fama de ser un abogado oportunista; un académico lépero y un político servil y corrupto.

Hace dos sexenios fue señalado de servirle al corrupto exgobernador Juan Sabines Guerrero para crear un clima de inestabilidad en los Altos de Chiapas, especialmente en la localidad de Mitzitón, donde las autoridades ejidales lo acusaron de ser “un palero” del gobierno, pues decía estar dispuesto a intervenir en la solución del conflicto violento que se vivía en el lugar cuando él mismo estaba implicado en los grupos vandálicos protegidos por la administración sabinista.

En los días en que buscaba ser director de la Facultad de Derecho de la Unach fue acusado de pedir el apoyo de los docentes a través de regalías y promesas con los entonces líderes sindicales. El nepotismo ha sido algo muy peculiar en él y en su familia. Recordemos que hace algunos años benefició con plazas y categorías dentro de la universidad a sus familiares y amigos, como Patricia de los Santos Chandomí y el psicólogo Raúl Vázquez Gutiérrez.

No es todo. En 2009, retó a golpes a Ulises Coello Nuño cuando éste había sido designado director de dicha facultad. Y en los pasillos de la misma institución amenazó a la exdirectora Vela Román y también al contador Roberto Nájera Estrada, al que le tiró el teléfono a punta de manotazos.

Durante los dos últimos años, Miguel Ángel de los Santos desempeñó el cargo de Síndico en el Ayuntamiento de San Cristóbal, cuya función es –según la ley- salvaguardar la legalidad, honradez y eficiencia del servicio que brinden los trabajadores del municipio, y ser responsable de vigilar y defender los intereses municipales, además de representar al Ayuntamiento en los litigios de los que fuera parte. Es decir, es el abogado del municipio.

No obstante, De los Santos Cruz ha protegido a toda una red de corrupción que opera en el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado Municipal (Sapam), donde según denuncias de los propios empleados se han cometido fraudes millonarios, desvíos de recursos, despidos injustificados y represión al personal.

Mayormente, los desfalcos se realizan mediante compras ficticias, con sobreprecio o por adjudicación directa a empresas a fines, como a la Comercializadora Lazua del Sureste, S.A. de C.V.

El que supuestamente se encarga de operar los fraudes en el Sapam es Benjamín Cruz, primo de Miguel Ángel de los Santos Cruz, quien también tiene a su pareja en la nómina.

Por tanto, qué es Miguel Ángel de los Santos, ¿morenista o corrupto? Supongo que usted ya lo sabe, ¿pero lo sabrá Morena?

 

yomariocaballero@gmail.com

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