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Letras Desnudas

Mario Caballero

Un crítico inmoral

La pregunta elemental es ¿por qué deberíamos confiar en las palabras de Enoc Hernández Cruz? Insisto: ¿por qué? Pasó de ser uno de los funcionarios del círculo íntimo del exgobernador Manuel Velasco Coello, y por consiguiente uno de los que más se benefició en esa administración, a crítico del gobierno. Hoy cuestiona, censura, emite juicios de valor sobre los actos de ciertos servidores públicos que hasta hace no mucho tiempo él mismo hacía. Se autonombra “periodista crítico” aunque en realidad es un golpeador cualquiera. Ignora que la crítica periodística se vuelve irrelevante cuando es empuñada por un inmoral, por un pillo.

La crítica no será nunca una provocación, sino un elemento indispensable y eficaz para la preservación de las sociedades democráticas. Es un dique al autoritarismo. Un contrapeso al poder. Nadie debería siquiera pensar en renunciar a ella y nadie debería prohibirla. En su ausencia crecen las dictaduras y quedamos ciegos a los abusos de quienes nos gobiernan.

Sin embargo, no sólo es grotesco sino además inaceptable el proceder de Enoc Hernández. Ejerce la crítica no buscando hacer un bien o apelando a su derecho a la libertad de expresión. Sus motivos son inmorales. Está tan enfermo de poder que cree que lanzando diatribas desde el medio de comunicación que instaló en San Cristóbal de las Casas puede ser candidato a la presidencia municipal de esa ciudad, que ya gobernó y con muy malos resultados.

Hernández Cruz es experto en la teatralización. Con la misma habilidad con que organiza una fiesta de cumpleaños para su esposa o hijos, así arma un magno acto público o incluso una vistosa campaña política, como la que le coordinó en 2018 al candidato a la gubernatura del PVEM, Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor. Fue una campaña de extraordinaria dilapidación de recursos en publicidad, acarreo de gente y compra de votos.

ASÍ EMPEZÓ LA CORRUPCIÓN

Enoc Hernández creció en un hogar humilde. Nació en el ejido Miguel Hidalgo, a unos 17 kilómetros de la cabecera municipal de Jiquipilas. Para estudiar, tuvo que trabajar. Luchó para salir adelante. Por eso se presenta bajo ese absurdo estribillo de ser un político “forjado en la cultura del esfuerzo”. Pero su nueva condición de millonario no es fruto del trabajo honesto, sino de componendas, abusos de poder y rapiña. Uno de sus dichos preferidos es: “la política se hace con buenos amarres”.

La carrera política de Enoc carece de ideología y no conoce de lealtades. Empezó en el PRI, y al no ser tomado en cuenta se pasó al desaparecido Partido Social Demócrata, instituto por el que fue alcalde de San Cristóbal, pero bajo el padrinazgo y financiamiento del tirano exgobernador Pablo Salazar Mendiguchía. Luego se ciñó la camiseta del Partido del Trabajo, ocupando una curul en el Congreso del Estado. Ante la candidatura de Manuel Velasco Coello al gobierno estatal, trabajó en las filas del PVEM. Por último, terminó siendo dirigente del partido Podemos Mover a Chiapas, creado por y para el servicio del gobierno anterior.

Siendo presidente municipal de San Cristóbal fue acusado de desviar recursos a través de los contratos de obra pública, como los de remodelación de calles, recuperación de parques y la instalación de cableado subterráneo en el centro de la ciudad, amasando una gran fortuna. La gente quedó descontenta con su gestión no sólo por el nivel de corrupción, sino también por la falta de sensibilidad a la problemática social. No hizo nada por mejorar el servicio de agua potable, la recolección de basura y el alumbrado público. Dejó, igualmente, abandonadas a las comunidades del municipio.

Pero la riqueza que acaparó durante ese periodo no se compara con la que obtuvo como titular del Instituto de Capacitación y Vinculación Tecnológica del Estado de Chiapas (Icatech), en la administración pasada.

FRAUDE EN EL ICATECH

Enoc Hernández ocupó la dirección general del Icatech en dos ocasiones. Y entre esos dos periodos se presume que gastó más de 200 millones de pesos en la promoción de su imagen.

¿Recuerda que hace un rato dijimos que Enoc era un experto en la teatralización? Pues para darle importancia a su persona se hizo “merecedor” de dos reconocimientos al mérito como servidor público. Uno de éstos fue el Premio Tlatoani, que “ganó” en 2014. El otro es el Premio Internacional Maya, que recibió el mismo año en Washington, D.C. Para festejar los galardones ofreció grandes fiestas en la ciudad de San Cristóbal para invitados selectos. En una de ellas acudió Leticia Coello, madre de Manuel Velasco.

Empero, una fuente a este columnista asegura que le dieron el Tlatoani por una aportación de 50 mil pesos que hizo al Instituto de Mejores Gobernantes, A.C. Es decir, lo compró.

Durante ese tiempo mucho se dijo que con recursos de la dependencia había financiado sus proyectos políticos personales, como la campaña a la presidencia de San Cristóbal en 2015 y la fundación “Yo Quiero Un Millón de Amigos”, con la que recorrió todo el estado en una abierta campaña electoral anticipada, preparándose para 2018, ya que quería ser candidato a gobernador.

Con el control del Icatech en sus manos, le dio de comer a sus hermanos y a toda la parentela de su esposa, la actual diputada local Dulce Gallegos Mijangos, quien de ser policía turística pasó a ser en ese entonces jefa de una unidad del Instituto con un sueldo de más de 39 mil pesos mensuales. También disponía de chofer, asistente personal, peinadora, niñeras, maestro de inglés para sus hijos y cuyos servicios se pagaban con la nómina de la dependencia. Dicho maestro, César Castillejos de Paz, percibía 18 mil 563 pesos mensuales.

No es todo. Se dice que las cirugías estéticas que ella se realizó en prestigiosos hospitales de Houston, fueron pagadas con recursos públicos. Sí, ahí donde algunos piensan que es carne, en realidad es plástico. Y lo pagamos los chiapanecos.

Cuando Enoc Hernández asumió la dirigencia del partido Podemos Mover a Chiapas, en 2015, dejó en la dirección del Icatech a su compadre Abraham Hernández García, quien le cubrió las espaldas con un cómodo sueldo de más de 103 mil pesos mensuales. Algo más. Muchos de los candidatos de su partido que perdieron en la elección de ese año pasaron a ser aviadores o fueron designados en puestos directivos del Icatech. Como Ediel Gálvez Rodríguez, que fue nombrado jefe de la Unidad de Tapachula, con un sueldo de 39 mil 484 pesos, tras perder los comicios por la presidencia municipal de Cacahoatán.

Finalmente, al partido morado no le fue nada mal en esas elecciones. El IEPC le dio para su financiamiento una bolsa de 16 millones 695 mil pesos, que Enoc manejó a su antojo.

A partir de ese momento la ostentación de riqueza de Enoc Hernández fue hasta grosera. Celebraba su condición de millonario con viajes de placer, comprando ropa en boutiques exclusivas y paseándose por las calles de Tuxtla en su colección de camionetas de lujo.

¿CANDIDATO?

Por todo ello, ¿cómo se atreve a llamarse periodista crítico cuando no tiene autoridad moral ni siquiera para hacer el menor de los señalamientos? Él, tan aficionado a los refranes, debería aplicarse aquel que dice: “para tener la lengua larga hay que tener la cola corta”. Y antes de pensar en una candidatura debería valorar mejor su libertad, y no precisamente la de expresión de ideas. ¡Chao!

@_MarioCaballero

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