M de R / Ocozocoautla
Desde la instalación del proyecto conocido como “Corredor gastronómico artesanal”, restauranteros locales han tenido pérdidas considerables y a pesar de pedirle al alcalde, Alfonso Estrada Pérez, replantear este sistema, no piensa dar marcha atrás debido a que el proyecto le deja una importante ganancia económica semanal.
Estrada Pérez da rentada las carpas que cada domingo se instalan en el parque central de la ciudad para el corredor, pues ese es su giro comercial desde antes de ser presidente, por lo cual, cada domingo se lleva a los bolsillos poco más de 15 mil pesos en la renta, cifra que sale de las arcas municipales.
Sin embargo, este hecho ha afectado a los restauranteros, quienes ven una competencia desleal, teniendo en consideración que son los días domingos cuando más ingresos tenían, pero a partir del corredor, sus ventas se han disminuido hasta en un 80 por ciento.
Lo peor del caso es que los empresarios de este giro tienen que gastar en personal, en pagos ante el Servicio de Administración Tributaria, ante Salubridad, seguir los lineamientos de ventas de bebidas alcohólicas y otros tantos gastos que deben salir de las ventas.
Expresaron que en un principio entendían que se buscaba vender productos típicos de la región; sin embargo, han notado que en últimas fechas se han incorporado comercios que no tienen nada que ver con los productos típicos como el caso de carnitas estilo Michoacán, tacos de res o puerco y otras tantas ventas de comida que no forman parte de la gastronomía, pero que afectan directamente a quienes tienen ese giro comercial.
Además, se sabe que los restauranteros han pedido audiencia con el alcalde a fin de que les dé soluciones, pues hay comercios que han tenido que cerrar ante las malas decisiones del gobierno municipal; sin embargo, no les da cara el presidente.
Por si fuera poco, el alcalde también se ahorra la instalación de las carpas, toda vez que pone a personal de Protección Civil a que el día sábado coloquen la estructura de las carpas y el domingo por la noche, son los mismos trabajadores los que quitan las carpas.
Aunque más que ahorro, termina siendo ganancia, pues de la tesorería municipal sale la cifra de pago de 100 pesos por carpa para instalación y 100 pesos por carpa para el desmonte, dinero que le queda en los bolsillos del presidente, toda vez que los de Protección Civil no reciben ni para el refresco.
