Edgar Núñez Jiménez
(Primera de dos partes)
David, 24 años
Yo me vine de mi país el 6 de agosto, a la seis de la mañana, con 20 lempiras; es poco creíble, pero es cierto. De hecho salí con un hermano de crianza y con otro amigo pero me dejaron tirado en Huehuetenango, en Guatemala, allí me quedé trabajando cinco semanas y seguí camino a pie hasta llegar acá.
Donde yo vivo no es violento en sí pero existen las pandillas –como le llaman aquí– o la mara –como le llamamos allá–; a mí como me vieron que ya tenía la edad suficiente me quisieron reclutar, me dijeron que me metiera o que me moría, así de sencillo. Mi hermano se metió y ya no pudo salir, por eso es que migramos los dos.
Yo ya no quiero ser parte de lo que todos son y de hecho yo traigo la misión de buscar la tumba de mi papá que está en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y averiguar cómo fue la muerte de él. Yo a él no lo veo desde los ocho años, mi mamá lleva 16 años de fallecida, mi hermana también murió en un accidente en El Salvador. A mi hermana la engañaron y le dijeron que la iban a llevar a conocer la tumba de mi papá y la verdad no la llevaban a eso, sino a otras cosas. Según la iban a repatriar pero ya no lo hicieron, en el último movimiento que hizo de migración, supuestamente, el turismo en el que iba lo impactó una rastra con la cola, dio dos vueltas en U y explotó, eso fue lo que me comentaron, mi hermana murió calcinada.
Me dicen muchas cosas de mi mamá, unos dicen que le dio leucemia –lo más seguro– otros dicen que fue de maldad, de gente que hace daño, otros dicen que de anemia, la verdad yo no sabría decirle porque yo tenía cinco años, pero yo la recuerdo bien.
El libro Pasos y silencios me hizo ver todo el panorama completo, que no soy el único que ha sufrido y que si otras personas pudieron superar tanto sus miedos como sus malos momentos, ¿por qué yo no? En sí, casi todas las historias tienen su parte buena, sus pros y sus contras; el testimonio que sí me gustó más y me siento más identificado es con el de “Soñar como pájaro” porque dice que los sueños hay que saberlos interpretar y no solo soñarlos. La verdad es que yo también he tenido muchos sueños, entonces eso es lo que más me llamó la atención porque es algo parecido a lo que a mí me pasa.
Lo único que no estoy muy de acuerdo es de algunas cosas que dice el de la segunda historia, donde una persona se cambia de nacionalidad, se cambia su nombre, porque pone en mal a los demás. Es cierto que tienen su historia y todo, pero yo miré bastante mentira en ella. No voy a salvar ni a mi país ni a ningún otro, pero no por uno debemos pagar todos.
Siempre he sido aventurero, siempre me gusta ver lo que hay más allá de lo que puedo caminar. A mí me gusta mucho leer, escribir y aprender. Es la única forma de mantener a mi otro yo encerrado, por así decirlo.
Leslie, 29 años
Salí en búsqueda de una ayuda para mi enfermedad, tengo un tumor maligno en el cuello del útero, entonces ando buscando mi tratamiento aquí en México. Tengo que estar lo más tranquila que se pueda, a veces sí me pega el dolor, siento inflamado las trompas de mi matriz y los sangrados que no paran, a veces me asusto pero confío en que me va a salir todo bien.
Leí dos historias de Pasos y silencios: una de una hondureña y la otra de un salvadoreño, me parece que es verdad lo que dicen de lo que pasa en los países; por ejemplo, en Honduras la delincuencia es increíble, llegan a las casas a pedir “la renta” y si no la das pueden hasta matar, pueden quitar hasta los hijos, pueden sacar los órganos, son organizaciones muy grandes, los mismos policías se venden, no hay justicia para los hondureños. En El Salvador también es peligroso porque desde allá vienen las pandillas más grandes y da miedo vivir en esos países, tal vez el refugio que nos dan aquí en México nos ayuda más que estar allá.
Yo tengo tres hijos: una niña de ocho, una de seis y el niño que va a cumplir tres años, pero los dejé con mi mamá. Mi esposo se desapareció, por decirlo así, y ya no se hizo cargo de mis hijos, por eso me vine aquí para tratar mi enfermedad y salir adelante. Si me dan el refugio aquí en México puede ser que me los traiga para acá y vivir una nueva vida.