José Cancino/ Tapachula
Los albergues en Tapachula se encuentran saturados debido a la alta afluencia de migrantes que se mantiene en la frontera sur.
Los dos inmuebles que operan en esta localidad, Jesús el Buen Pastor y Belem, muestran un tope en la capacidad de aforo que tienen en estos momentos, justo cuando la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) documenta un alza en las peticiones de refugio.
En el albergue Jesús el Buen Pastor, actualmente hay alrededor de 700 migrantes provenientes de Centroamérica, Haití, Cuba y algunos africanos.
Según la administración de este lugar, a diario llegan de 30 y hasta 80 extranjeros en busca de un espacio para dormir, lo que ha complicado la manutención de todos los cobijados.
El lleno de este sitio se da en medio de un rebrote de contagios por COVID-19, lo que complica aún más la permanencia de cientos de personas al interior de este lugar.
Además, hay hasta un centenar de niños y niñas en compañía de sus padres, mismos que están susceptibles a enfermar por este letal virus.
Herbert, un hombre salvadoreño que ha sido acogido en este inmueble al sur de la localidad, relató que ahora se edifica una segunda planta para poder construir dormitorios y dar alojo a los extranjeros que siguen llegando, debido a que ahora mismo no tienen un techo donde pasar la noche o las inclemencias del tiempo.
Aunado esto, dijo que todos los días en este albergue se tiene que preparar comida para los cientos de personas que allí están, por lo que es necesario que lleguen más apoyos para la comunidad migrante, que ahora pasa mucha aflicción y es víctima de xenofobia en la frontera sur.
El lugar, que poco a poco ha logrado expandirse y tiene varios módulos, presenta una alta presencia de centroamericanos, en su mayoría, que se mantienen en los patios jugando con sus hijos o en tareas de limpieza del lugar.
Por ahora, el mayor reto es lograr alimentos para todos los cientos de migrantes y evitar contagios del COVID-19.
