Ramiro Gómez / Diario de Chiapas
Las lluvias continuas del mes de octubre del año pasado provocaron desplazamientos de pueblos zoques a centros de refugios temporales sin las condiciones mínimas de seguridad. Luego de cuatro meses, siguen sin el apoyo de las autoridades de Tapilula, Rayón y Pantepec, dio a conocer el fray Fernando Alvarado, de la Parroquia San Bartolomé del municipio de Rayón.
Comentó que son aproximadamente 300 familias abandonadas de los municipios mencionados, las cuales exigen a las autoridades locales y estatales que atiendan este problema lo más urgente posible, debido a que hay brotes de enfermedades respiratorias y temen por su salud ante la pandemia que está matando a muchas personas en Chiapas.
Además, Fernando Alvarado comentó que las niñas y niños son focos de infección y hasta el momento ninguna autoridad ha volteado a ver a este sector más vulnerable por el COVID-19.
“Se han solicitado, invitado médicos voluntarios para estar atentos ante cualquier tipo de enfermedad. Hay malestar de cabeza, cuestiones intestinales y sobre todo las enfermedades respiratorias, eso es lo que están padeciendo los niños”, indicó.
Comentó que existen otras familias de los municipios de Francisco León y Chapultenango, las cuales están padeciendo situaciones similares, por lo que urge la atención de salud de manera inmediata.
Señaló que cuando fueron reubicados en los centros de refugios, en un primer momento recibieron apoyo alimentario y económico; sin embargo, ahora se encuentran en el olvido y abandonados.
Alvarado comentó que la semana pasada, habitantes de San Antonio Canelar, municipio Rayón, fueron desalojados de la escuela Emiliano Zapata donde esperaron una respuesta de su reubicación, ahora las autoridades de Rayón los alojaron en una construcción abandonada.
Afirmó que los pueblos zoques del Norte y Mezcalapa de Chiapas siguen esperando respuestas y apoyos, no quieren retornar a sus comunidades, consideradas zonas de alto riesgo debido a que en cada temporada de lluvias siempre se enfrenta este problema, y no quieren vivir la tragedia que vivieron los habitantes de Rayón y Pantepec en la que se desgajó un cerro dejando a dos jóvenes sepultados por alud de lodo y piedra.
