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Batalla del 2 de abril de 1867

Roque Gil Marín Vassallo
Comitán, Chiapas
Contaba mi abuelo materno, el maestro Miguel Lara Vassallo -autor de la Música de nuestro glorioso Himno a Chiapas- que cuando fue soldado del ejército de Porfirio Díaz, sus comandantes militares le contaban epopeyas de sus vidas al servicio de las armas nacionales, en las que Don Porfirio fue el Comandante de los Ejércitos del Sur en la defensa de la Soberanía Nacional y de la dignidad del gobierno legítimo que presidía Benito Juárez; y decía que, cuantas veces el General Díaz resultaba vencedor de los enemigos de la patria, al momento de rendir el parte militar ante el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas nacionales, Don Porfirio decía jubilosamente en voz fuerte y emocionada: “El triunfo es de la patria, la victoria es suya, Señor Presidente Juárez”.
Esto nos lleva a la historia verdadera que a continuación expongo:
Debido a la gran pobreza y retraso que el pueblo mexicano padecía como producto de la Guerra de Reforma, el presidente Benito Juárez, mediante decreto aprobado por el H. Congreso de la Nación de fecha 17 de julio de 1861, decide suspender por dos años el pago de la deuda pública y las asignaciones extranjeras, lo que provocó la llamada ‘Intervención Francesa en México’ que tuvo dos fases, siendo la primera el rechazo de la deuda con Francia, Inglaterra y España, que firmaron lo que se llama ‘Convención de Londres’ el 31 de octubre de 1861, Convención que se disolvió porque el emperador Napoleón III ‘El Pequeño’ la quiso manipular en beneficio exclusivo de Francia, por lo que, el 9 de abril de 1862, se separan de Francia tanto Inglaterra como España, porque estas aceptaron las razones del gobierno mexicano para ya no intervenir militarmente en México.
La segunda fase fue la confirmación del retiro de Inglaterra y España de la Triple Alianza. Consistió en que Napoleón III, primo hermano de la Princesa de Bélgica Carlota Amalia -esposa de Maximiliano- trató de implantar la Monarquía Francesa en México auspiciando a un grupo de “Notables Mexicanos” para que ofrecieran el Trono del Reino de México a su pariente político. Recibió el 10 de abril de 1864 en Miramar, cerca de la Ciudad austriaca de Trieste a este grupo, y el archiduque de Austria Fernando Maximiliano de Habsburgo aceptó, con el ofrecimiento del apoyo militar de parte de Napoleón III, a pesar de existir un gobierno legítimo encabezado por Juárez.
La Intervención Francesa en México fue una guerra no solo injusta y deshonesta: fue humillante y deshonrosa. Durante más de 3 años ninguno de ambos gobiernos podía ejercer sus funciones, hasta que brota la guerra en Europa y Napoleón III se ve obligado a retirar sus tropas de México, abandonando a Maximiliano que, a pesar de la intervención de Carlota, no logra evitar este retiro.
Para esto, ya había surgido un caudillo en México que estaba igualando las hazañas guerreras de Napoleón I -tío de Napoleón III- perfilaba las posibilidades de triunfo a favor del gobierno mexicano y, batalla tras batalla, derrotaba a las tropas invasoras. Le pone sitio a la ciudad de Puebla -reducto imperialista- y la toma por las armas el 2 de abril de 1867. Con esta toma, evita que Maximiliano pueda recibir tropas de apoyo en Querétaro, que estaba sitiado por los generales Mariano Escobedo y Ramón Corona.
Luego de tomar Puebla, Porfirio Díaz alcanza en Calpulalpan al general realista Leonardo Márquez y lo derrota el 4 de abril de 1867, obligando a Maximiliano a rendirse junto con sus leales el 15 de mayo de 1867, fecha en que el segundo emperador mexicano del Siglo XIX -y último hasta la fecha- entrega su sable de mando al Gral. Escobedo y hacen lo mismo los generales Miguel Miramón, Tomás Mejía y Ramón Méndez, quienes fueron juzgados por un tribunal militar que los condenó a ser fusilados, lo que se ejecutó el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, terminado de esta forma tan trágica la Intervención Francesa en México.
Por estas hazañas de guerra en pro de la libertad, la independencia y la soberanía nacional, se considera al Gral. Porfirio Díaz Mori, ‘El Napoleón de América’ y Tercer Libertador de México, y lo mantuvo en paz durante los casi 35 años de sus gobiernos. ¡Viva México!

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