Quién
Maite Cuesta
Cada noviembre las familias mexicanas esperan ansiosas la vista de sus difuntos, quienes el 2 de noviembre hacen (sin falta) una parada en la tierra para encontrarse con sus seres queridos. De cierto modo esta celebración abre una puerta entre dimensiones que nos permite tener un nuevo encuentro con las almas de aquellas personas que se nos adelantaron. Si quieres hacer de tu altar algo muchísimo más significativo, definitivamente tienes que considerar los siguientes elementos:
- Agua. Este elemento simboliza la pureza y ayuda a calmar la sed del alma, ya que como bien sabemos ha tenido que hacer un largo recorrido para llegar al altar, además ayuda a fortalecerla para su regreso al más allá.
- Veladoras y cirios. Su fuego es la luz, fe y esperanza de los dos mundos. En algunas comunidades indígenas cada vela o cirio representa un difunto. Tienen varios significados, por ejemplo el color morado hace referencia al duelo; si se colocan en forma de cruz implica los cuatro puntos cardinales que orientan al alma en el camino a casa.
- Copal e incienso. Su aroma tiene más de una tarea, por una parte limpia y purifica el ambiente, pero más importante: ayuda a mantener a los malos espíritus lejos de la ofrenda.
- Flor de Cempasúchil. Gracias a su olor y colorido, estas flores sirven como una especie de guía para acompañar a las almas en su recorrido hacia el altar.
- Alhelí y nube. Sus colores se complementan con las flores de cempasúchil para aportar luminosidad y vida al altar. Por su pureza y ternura se encargan de acompañar el alma de los niños.
- Cruz. Este elemento se introdujo a la tradición durante la evangelización, se coloca en la parte superior del altar; en algunas ocasiones podemos encontrarlo elaborado con ceniza, otras con sal o pétalos de cempasúchil.
- Pan de muerto. Este elemento tan significativo no puede faltar en ningún tipo de altar, ya que además de resultar delicioso representa a la fraternidad.
- Petate. Sirve para el descanso de las ánimas. En algunas ocasiones se utiliza como una especie de mantel para acomodar los alimentos de la ofrenda.
- Fotografía del difunto. Agregar un retrato del difunto hace que el altar sea más emotivo y honra todo lo que fue en vida. Algunas comunidades ponen la imagen escondida para que sólo se vea a través de un espejo y así dan a entender que aunque el cuerpo ya no exista, el espíritu los aún acompaña.
