Pablo Francisco Chávez Mejía
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
La cultura ambiental es hoy más que una noción ética: es una necesidad urgente y un compromiso con las futuras generaciones. En este marco, el Informe Brundtland -presentado en 1987 por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU- marcó un parteaguas al definir el desarrollo sostenible, como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer los recursos para las generaciones futuras. Este concepto sigue siendo una guía para la toma de decisiones ambientales con visión de largo plazo.
Para los jóvenes estudiantes de Derecho es preciso destacar que, los principios de precaución e interés legítimo, se convierten en herramientas jurídicas clave. El principio de precaución exige actuar incluso ante la incertidumbre científica cuando existe el riesgo de daño grave al medio ambiente, priorizando la prevención antes que lamentar consecuencias irreversibles. Por su parte, el principio de interés legítimo reconoce el derecho de comunidades, organizaciones y personas, a participar y velar por decisiones que afectan su entorno ecológico, fomentando la corresponsabilidad ciudadana. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha emitido criterios jurisprudenciales al respecto.
Para Chiapas, uno de los estados más biodiversos de México, estos principios tienen un valor de defensa especial. Con ecosistemas que van desde selvas tropicales hasta bosques de niebla, Chiapas es refugio de miles de especies, muchas de ellas endémicas o en peligro de extinción. La defensa de esta riqueza natural no solo es un imperativo ecológico, sino también cultural, ya que los pueblos originarios han sido históricamente custodios del equilibrio con la naturaleza.
Fomentar la cultura ambiental en Chiapas, significa integrar la sabiduría ancestral con los marcos legales internacionales y nacionales, promover la educación ecológica desde la infancia y fortalecer políticas públicas que garanticen la conservación de nuestros recursos naturales.
El Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, establece en el Eje General 4 Desarrollo Sustentable que, el Proyecto de Nación de la Cuarta Transformación, tiene como base el impulso de un desarrollo sustentable, es decir: lograr un equilibrio entre desarrollo económico, social y ambiental, que preserve el medio ambiente y evite un daño irreversible, al tiempo que busca evitar que se agoten los recursos naturales y permitir su disfrute a las generaciones futuras. La justicia social debe ir acompañada de una justicia ambiental, de un modelo de sociedad que disminuya su huella ecológica y respete los ciclos naturales de reproducción de la vida.
Ante ello, es importante la participación ciudadana, porque cuidar el medio ambiente no es una opción: es un acto de justicia, de responsabilidad y de amor por México, por Chiapas y por el planeta.
