Febrero: historia y etimología

Pablo F. Chávez Mejía
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Febrero es conocido por ser el mes más corto y porque se celebra el Día del Amor; pero también es importante, porque cada 4 años se le añade un día más y se conforma el año bisiesto.
Para aportar datos históricos y etimológicos, consulté un libro del gran lingüista español Virgilio Ortega, que nos transporta a la antigüedad explicando lo siguiente:
Febrero viene del mes latino februarius, que era el mes de las purificaciones o februa. Hacia el 15 de febrero se celebraban en Roma las fiestas Lupercales, cerca de la gruta donde la loba había alimentado a los fundadores Rómulo y Remo, situada en la colina Palatina. En ese festival de las februa, los celebrantes azotaban a la gente (sobre todo a las mujeres) con unas februa (tiras de piel de macho cabrío), para así purificarlas. Otras fuentes dicen que también era una celebración para dar fertilidad.
Igual que ocurre con otros nombres de meses, aquí el nombre latino se ha conservado en las principales lenguas europeas modernas: febbraio en italiano, february en inglés, février en francés, februar en alemán, fevereiro en portugués.
Para robustecer la historia del mes de febrero, en el libro “Palabralogía” del citado autor español, nos explica que la milenaria cultura egipcia, a través de sus astrónomos, advirtieron que un año solar no eran 365 días exactos, la Tierra da una vuelta alrededor del sol cada 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9.76 segundos, por lo que, mediante el Decreto de Canopo (año 238 A.C.) los egipcios propusieron intercalar un día más cada cuatro años, para ajustar ese desfase.
Cuando los romanos entran en contacto con los egipcios y descubren su sofisticado calendario, se asombraron; y Julio César, con la ayuda del astrónomo Sosígenes de Alejandría, modificó el atrasado calendario romano, introduciendo en el año 45 o 46 (a.C.) la innovación egipcia de añadir un día más cada cuatro años.
Los romanos añadieron un día extra después del 23 de febrero llamado “dies bis sextus”. Este día adicional se colocaba entre el 23 y el 24 de febrero y se llamaba “dies bis sextus ante calendas martii”, lo que significa “el sexto día antes de las calendas de marzo”. De ahí proviene el término “bisiesto”.
En honor a Julio César, el nuevo calendario se llamaría juliano. Este calendario juliano, fue ligeramente modificado en 1582 por el Papa Gregorio XIII, con el propósito de corregir el desfase respecto al año solar, ya que el calendario juliano se basaba en un año de 365.25 días, pero el año solar real es de 365.2422 días.
El calendario gregoriano es el que usamos actualmente, por lo que el próximo año bisiesto será hasta 2028. Purifíquense este mes de febrero, mis estimados lectores.

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