Las variaciones en los significados de la evaluación
Lilia Ma. Calderón/Las Margaritas, Chiapas. [email protected]
Las direcciones que sigue el estudio de la evaluación, muestran históricamente una ampliación en el reconocimiento de sus diversas funciones, tales como: comprobación de resultados al reconocimiento, funciones de dirección del proceso de enseñanza y aprendizaje. De funciones puramente académicas, al reconocimiento explícito de las diversas funciones sociales de la evaluación. De acreditación y certificación, a funciones educativas, formativas y reguladoras de la actividad de los sujetos que intervienen en la situación educativa.
Es obvio que la evaluación cumple y ha cumplido diversas funciones con independencia de su identificación y reconocimiento. Las funciones sociales de selección de individuos, por ejemplo, aparecen de forma descarnada a la luz del análisis histórico y que permite ubicar el origen del examen como instrumento usado a tal fin, fuera del contexto educativo y como medio para selección y admisión.
Cabe señalar que la génesis de esta función no responde a necesidades pedagógicas. Durante la primera mitad del siglo XX y hasta la década de los 60, la función declarada y esperada de la evaluación fue la de comprobar los resultados del aprendizaje, en correspondencia con un fundamento conductista de la enseñanza y el aprendizaje y de las propias demandas sociales sobre la educación. Ya se tratase -los resultados- en términos del rendimiento académico o del cumplimiento de los objetivos propuestos.
Las insuficiencias de esta posición se hizo sentir en la década de los 70. En este último sentido -la distinción de más impacto en la historia de la evaluación- se debe a que se propuso diferenciar las funciones formativa y sumativa. La primera se consideró como una parte integrante del proceso de desarrollo, proporcionando información continua para planificar y para producir algún objeto y se usa para ayudar al personal implicado, a perfeccionar cualquier cosa que esté realizando o desarrollando. La función sumativa “calcula” el valor del resultado y puede servir para investigar todos los efectos de los mismos y examinarlos comparándolos con las necesidades que los sustentan.
Estas funciones, han sido ampliamente tratadas en lo referido a la evaluación del aprendizaje, desde el momento en que fue propuesta hasta la actualidad. Desde la perspectiva sociológica, filosófica y de la Pedagogía Crítica, tiene lugar los mayores aportes sobre las funciones sociales de la evaluación educativa y del aprendizaje. Argumentados análisis de las implicaciones ideológicas y axiológicas de la evaluación, evidencian aquellas funciones que trascienden el marco escolar y pedagógico, subrayando, en última instancia, un hecho establecido: la inserción del sistema educativo en un sistema mayor, el de la sociedad en su conjunto, que en gran medida explica la multifuncionalidad de la evaluación.