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Saltarán enfermedades

Dr. Jorge Alberto Rincón Acebo Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Y los jinetes apocalípticos.
Saltarán las infecciones de especie a especie, hasta llegar al humano. ¿No es alarmista y fantasioso? Ni alarmista, menos fantasioso. Siempre ha acontecido.

Adquieres los gérmenes de seres vivos con quienes convives y si son dañinos, te enferman o destruyen.

Convivir en la misma habitación, compartir la cama -por ejemplo- con perros y gatos. Comer latas contaminadas con heces de roedores como los ratones e insectos como las cucarachas, enferma.

Se enseña a los niños no teniendo animales dentro de la casa, mucho menos dándole besos o dejar que te laman. Si le agregas a esto habitaciones mal ventiladas, carencia de agua, de piso firme, de calzado que impida estar en contacto con el polvo, adquieres larvas de lombrices que penetran tu piel.

En guerras y hambrunas se come lo que se pueda, careciéndose de medidas higiénicas, lo que explica las epidemias. Las guerras son cotidianas, no hay día en paz. En consecuencia, el Covid ha sido menos mortífero de lo esperado.
El 15 de junio de 1667, Jean-Baptiste Denys en Francia, realizó la primera transfusión de sangre en un ser humano.

Se refiere que fue realizada utilizando como cánulas plumas de aves, utilizando sangre de oveja. El paciente es referido como sifilítico, recibió tres transfusiones y murió. La iglesia lo acusó de pecado antinatura; defendiéndose, murió a consecuencia del arsénico administrado como medicamento ¿o quizá como veneno?

Ahora sabemos la compatibilidad de grupo sanguíneo y factor RH.

Imagine su salud deteriorada y la muerte. Ahora conocemos que a través de la sangre se transmiten microorganismos, resaltando la hepatitis, que por esta vía puede ser de corta evolución y el virus de la inmunodeficiencia humana, causante del SIDA. La mejor forma de sobrevivir, es no ameritar transfusiones.

Es ineludible en una revascularización cardiaca posterior a infarto. Lo óptimo sería obtener tu propia sangre. Inviable obtenerla y almacenarla ante la urgencia, para evitar mayor necrosis cardiaca.

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