Canto a Villaflores
Marco A. Orozco Zuarth cronistasdechiapas@hotmail.com
Yo te canto Villaflores,
Tierra mía
Cómo no elevar mi voz
Y proyectar mi pensamiento
Por esta noble y generosa tierra
Principio de mi propia historia
Cómo no gritar a cuatro vientos
que aquí está mi raíz,
que aquí yacen mis antepasados
y esos recuerdos viven en mi
Te canto Villaflores
Por tus valles y ríos
Una tierra esplendorosa
En la que saurios habitaban
La habitaron primero zoques
Vinieron los Chiapas y se asentaron
Dándole por nombre Macatapana
Y al Nanbiyiguá como guardián.
Vinieron los dominicos en el virreinato
y haciendas establecieron
para producir el sustento
de Ciudad Real y otros pueblos
Desde entonces eres La Frailesca
Y tus valles un emporio
el trabajo y las cosechas
Son parte de tu ser
Este es el canto de aquellos
que de lejos emigraron
para sentar aquí sus reales
y hacer de sus campos vergel
De los Grajales, Ruíz, Espinoza,
Coutiño, Moreno, Corzo, Cruz, Zuarth,
Mendoza y muchos otros
Así se formó Santa Catarina La Grande
Es el canto de “las gardenias”
que blanquecían la campiña
de la Sirena legendaria
que sus cristalinas aguas
nos brindaba.
Del Pando y los Amates
Que aún todos recordamos
Y del Matuzumón y la Poza del negro
las escapadas que nos dábamos.
De José Emilio Grajales
Doctor y poeta
Que hoy recordamos
Con honor y grandeza.
Es la tierra de Tiburcio Fernández
Y la División Libre de Chiapas
Que con orgullo y valor defendió
La soberanía del terruño.
De Elva Macías
Nuestra literata de enorme dimensión
De quien este recinto su nombre llevara
Y ahora como teatro debería retomar.
Del poeta Fausto Cruz Padrón
Quien condenaba la violencia
Decía “Yo soy la paz”
Y nos mostraba el sufrimiento
Del “Niño de las guerras”
Este es mi canto
Esta es mi tierra
Cantemos todos
A nuestra Villaflores
Hoy porto la Medalla
Con orgullo la llevaré
Como gesto de amor a mi pueblo
como el mensaje de paz de nuestro poeta.
Termino compartiéndoles una estrofa de nuestro glorioso Himno a Chiapas, e invitándolos a reflexionar sobre su profundo significado.
Cesen ya de la angustia y las penas
los momentos de triste sufrir;
que retornen las horas serenas
que prometen feliz porvenir.
Que se olvide la odiosa venganza;
que termine por siempre el rencor;
que una sea nuestra hermosa esperanza
y uno sólo también nuestro amor.