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La NASA aísla y conserva muestra de asteroide de misión Osiris-Rex

Agencias
Después de siete años de viaje, de ida y vuelta, la misión espacial Osiris-Rex regresó ayer a la Tierra. Su largo recorrido de 6.2 millones de kilómetros sirvió para alcanzar al asteroide Bennu, posarse sobre su superficie y colectar muestras minerales de ese objeto que ha permanecido sin alteraciones durante 4 mil 500 millones de años; es decir, desde las etapas de nacimiento de este sistema solar.
El domingo, poco después de las 8:22 am, hora de la Ciudad de México, la nave transportadora de la misión se separó del contenedor térmico que almacena las muestras recolectadas. A las 8:39, esa cápsula con las muestras ingresó a la atmósfera terrestre a una velocidad de 44 mil 500 kilómetros por hora; es decir, 45 veces más rápido que un avión de pasajeros que cruza un océano.
Desde el momento en que la cápsula con material fue liberada por la nave Osiris-Rex inició un descenso libre.
En ese frenético descenso, el transportador de material espacial, protegido al máximo térmicamente, alcanzó temperaturas de hasta 2 mil 700 grados centígrados, por la fricción del ingreso a la atmósfera terrestre de ese contenedor de material espacial.
En todos estos minutos, la cápsula sólo se desplazaba atendiendo a las leyes de la física, pues ningún control de navegación terrestre le podía dirigir. Después de ingresar en la atmósfera, se abrió un paracaídas y, tras un descenso vertiginoso de 13 minutos, a las 8:52 am logró hacer el “Touch down”, que es la manera como la agencia espacial estadunidense llamó al aterrizaje orientado hacia un terreno estéril y resguardado, en el desierto de Utah, cerca de Salt Lake City.

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