Roger Heli Díaz Guillén
Chiapa de Corzo, Chiapas
La política educativa en México, dio un giro de 360 grados al entrar en vigor el Acuerdo número 14/08/22 el pasado 20 de agosto de 2022, emitido por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para las escuelas Preescolar, Primaria y Secundaria, mediante el cual se pone en marcha el nuevo Plan de Estudios 2022-2023, denominado Nueva Escuela Mexicana (NEM), que propone una radical transformación en la construcción del conocimiento, procesos de enseñanza-aprendizaje e intervención social en territorios biodiversos como es la Comunidad, innovando categorías educativas y sustituyendo Asignaturas por Campos Formativos como Lenguajes, Saberes y Pensamiento Científico, Ética, Naturaleza y Sociedad, y De lo Humano y lo Comunitario; transformando los objetivos por diálogos y Progresiones de Aprendizajes, definiendo como eje articulador de todo proceso de enseñanza-aprendizaje a la Comunidad y a los Estudiantes, para promover conocimientos integrales e integrados a dinámicas locales de vida comunitaria, destacando como objeto y estrategia, la atención a la Salvaguardia del Patrimonio cultural de los pueblos históricos y culturales y su sostenibilidad.
El plan de estudio 2022-2023 de la SEP, transitó para propiciar conocimiento a los contenidos nacionales, estatales, municipales y comunitarios, que podemos identificar como “Curriculum Común”; requiriendo para cada escuela la construcción de un Proyecto Educativo Local Comunitario mediante la intervención de docentes, comunidad y estudiantes, a fin de aprender en y con la comunidad, constituyendo un proceso de transformación e identificación del orden y jerarquía que mejor responda a las necesidades e interés de cada comunidad, para atender su problemática y su sostenimiento.
El “Patrimonio Cultural Inmaterial”, es el eje vinculador de la relación de las escuelas con la comunidad para la construcción de un Proyecto Educativo Local Comunitario, como podemos leer en los Campos Formativos, Contenidos, diálogos y progresiones de aprendizaje del Plan de Estudio sintético, exigiendo como elemento sustantivo la intervención comunitaria y estudiantil, como binomio interactivo en los procesos de enseñanza-aprendizaje, partiendo de la identidad, usos y costumbres, representaciones, expresiones culturales y artísticas, conocimientos y técnicas; reconociéndose el ciudadano de la comunidad y estudiantes, como parte integrante de su patrimonio cultural y responsable de los procesos de enseñanza-aprendizaje, que le pertenece y constituye un derecho humano y propiedad colectiva.
Las escuelas y el personal docente, se enfrentan hoy al reto de asumir la responsabilidad directa en la construcción del conocimiento, que requiere de planteamientos metodológicos para elaborar instrumentos que medien y ordenen la relación de Comunidad – Escuela a partir del conocimiento, lenguaje, comunicación e identificación de los componentes inmateriales, materiales y biodiversos del espacio geopolítico de cada comunidad.
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