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Enrique Flores Amastal Ciudad de México

A ti
Quizá tengas razón.
Esa razón de la sinrazón existe,
colma mi piel, el espacio que habito,
los lugares que frecuento.
Yo no sé escribir como Baudelaire:
“Cuando muerdo tu cabellera
parece que como recuerdos”
o como Sabines;
yo solo sé decir:
Estoy solo y te recuerdo.
Te recuerdo con el ansia
de tu conjunto de piel roja,
que toca tu piel y no la habita,
es lo mismo que nada;
son lugares comunes como un nombre
¡Porque, nada dicen los nombres!
Son etiquetas sociales,
escritos en un viejo calendario,
porque tu alma
es aún una copa vacía.
Pero escribir en la piel,
esa que te da la vida,
es un reto, una eternidad.
Yo no sé si tu piel
me diga tu nombre,
pero sé que con la sinrazón
tu piel posee el tiempo,
ahí escribiré nuestra historia.
Ojos verdes
Aquellos ojos verdes
tranquilos y profundos
miras a los paseantes
y los olvidas al instante.
El penacho que corona tu cabeza,
el sonar rítmico de tus brazaletes
te lleva a mirar tu interior
a buscar el alma de tu danza
y te entregas a los dioses.
Bailas sin descanso,
brindas al viandante
la delicadeza de tu vientre,
de tus muslos firmes,
de mujer encanto.
Ojos verdes tranquilos.

Enrique Flores Amastal

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