Enrique Flores Amastal Ciudad de México
Volver a los sueños
Hoy contemplo tu rostro
y cierro los ojos a propósito.
Te veo con el pensamiento,
desdoblo el recuerdo que guardo,
lo tiendo mentalmente en la mesa.
Sonríes y tomas café,
veo tus labios que se entreabren
y ese liquido oscuro me recuerda
la belleza del jardín Rio de Janeiro.
Con las manos en los bolsillos
caminando a tu lado
con la noche cubriéndonos.
Ahora camino lentamente las calles
recogiendo aquellos pasos juncales,
bebiendo tu aroma a bocanadas.
Cambiaron nuestras vidas al conocernos,
creí en mis sueños, los perseguí,
porque tú fuiste mi guía.
¿Cuántas calles de la Roma
fueron testigos de la historia?
Cuántas cafeterías fueron nuestros aliados;
dos soñadores construyendo su mundo.
Los silencios se volvieron locos,
aprendieron el lenguaje del secreto,
lo guardaron en cualquier momento,
pero ellos se negaron a ser recuerdos.
Hoy las pantallas me devuelven tu imagen,
fresca, con esa voz que vive conmigo,
escribo, sí, para atraparte
para que los ojos de hoy te vean y sueñen
por que qué más puede hacer
un aprendiz de brujo que quiere
lazar palabras como lazar una vaca,
necedades de aquel que el lenguaje escapa.
Aguanta corazón
Aguanta corazón, aguanta,
no es tiempo para el descanso,
sólo es un dolor pasajero,
vuelve a tu trabajo silencioso,
Inunda cual veloz océano
hasta el último capilar
del rojo líquido que es la vida.
Enrique Flores Amastal