Enrique Flores Amastal. Ciudad de México
ENSOÑACION II
En la primavera que vives,
-desdeñosamente invocas-
a los meses para verte
con los placeres que tu boca
mece.
Para que seas lo que sueñas
y transformes tu realidad,
no olvides que la roca tiene nombre
y esa es la única salvedad.
La Flor es la naturaleza
siempre eterna en su fusión.
Las pasiones que despiertas
endurecen el corazón.
Tú, eres el súmmum viviente
de aquello que queremos olvidar
por incapacidad o somnolencia
imposibles tiempos al despertar.
Vivir el tiempo de Chaplin
con todo su bagaje a cuestas.
Con Oona al brazo
joven siempre, eterno.
Tus muslos jóvenes, se sueñan
aun estando en vela,
los pensamientos locos
en tu perfume se enredan.
A poca distancia de la casa
vives la juventud mistificada
con bellas mamas al viento
sintiéndote así retadora.
Escribir sobre la roca,
nombrarla para reconocerte;
es pedirle que se ablande,
es darle conciencia.
Niña que juegas a ser mujer
y quieres dejar de ser doncella.
Entregarte apasionadamente
es darle un nombre a tu roca.
Infinita es tu seducción
y juegas a ser una rosa,
es una contradicción
convertirte en cualquier cosa.
Enrique Flores Amastal
