Enrique Flores Amastal Ciudad de México
Distancia
La distancia se mide por tu ausencia
y la soledad en tu mirada,
tus pasos se van contrario a los míos
porque la tibieza de tu piel se ausenta.
Pregunto al amanecer
si guarda el eco de tu risa,
aquella que junto al vuelo de tus cabellos
musicalizaban mi cotidiano día.
Pensamiento, ausencia,
te formo con las alegrías
de aquellos días que besé tus labios,
inicio de encuentros, de angustias
de mentiras y salidas a altas horas
de la noche. ¡Alegría!
Lugar común donde
el sexo es parte del conocimiento,
luego el desasosiego de saberme
solo un ladrón de sueños.
Aunque tu cuerpo guarde las huellas
y tu risa sea cómplice de los agravios
que le causamos en su ausencia,
hay dolor en cada despedida
aunque nazca así el nuevo día.
Noche de rock
Aquella noche de lluvia, rock y drogas,
en la cima de una loma de Avándaro,
vi tu desnudez y tus senos bailando
al ritmo del rock de Peace and love
y de los Dug Dugs.
Me ignoraste,
solo era parte de la masa vociferante
anónima, gritando enajenadamente
y tú, santa, ¡santísima!, dueña de tu espacio,
de tu tiempo, escribiendo tu historia.
A tu lado muchas manos tratando
de tocarte, de sentir tu piel,
pero no estabas ahí, viajabas
en un caballo blanco
un Pegaso, en círculos te elevabas,
te contemplabas abajo
¡Diosa del momento!
Enrique Flores Amastal
