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Semántica y Política en el México de la Transformación

Roger Heli Díaz Guillén
Chiapa de Corzo, Chiapas
Recientemente, el diario El Universal publicó en redes sociales declaraciones del presidente en la Mañanera, sobre las aspiraciones de la Diputada federal del Distrito I en Chiapas, prima hermana de él, expresando no considerar apropiado su aspiración a la gobernatura de Chiapas, dejando de reconocer que está en su legítimo derecho como ciudadana; argumentando que, para él, el que esto suceda da pie a regresar al amiguismo, nepotismo e influyentísimo. Somos divergentes de este punto de vista, al violentarse los derechos civiles y políticos de una persona honorable que tiene aspiraciones como muchos diputados y senadores, siendo su pecado el llevar el apellido Obrador, desvalorando implícitamente sus derechos, capacidades, libertades y sustantivamente, la voluntad y opinión del pueblo, que para ello son las encuestas.
El presidente confunde los alcances y semántica de los conceptos amiguismo, nepotismo e influyentismo aplicado al caso, ya que primeramente el tema es de orden público, donde el pueblo es el que realiza un ejercicio democrático bajo la coordinación del INE, que establece como limitación constitucional y legal, la abstención del poder ejecutivo en asuntos electorales, artículo 35 Constitucional, como es el caso; por lo que dichas figuras de amiguismo, nepotismo e influyentismo, no encuentran relación ni configuración entre la diputada que deviene de representación popular, con el presidente como poder ejecutivo y el proceso electoral que está en marcha.
Sostenemos que hay un problema de semántica en las declaraciones, al considerar que el amiguismo y el influyentismo, es la conducta y acto de un servidor público o representante social de favorecer a terceros, que en este caso y aspiración no existe; por lo que de ser así, este “pecado” debería ser aplicable a todos los diputados y senadores aspirantes a gobernaturas. El amiguismo se da en la acción y hechos, no en las relaciones y amigos que todo político debe tener. Por su parte, el nepotismo se configura en la administración pública, cuando laboralmente quien tiene el mando beneficia a familiares con plazas y puestos, lo que en este caso no existe ni se configura dicho delito administrativo. En democracia no existe el nepotismo, diferenciándolo de las “cargadas políticas” con los que se benefician a candidatos y candidatas, que como males de la democracia persisten.
Los ciudadanos que coincidimos en lo expuesto, exhortamos respetuosamente al señor presidente a que en el afán de eliminar viejas prácticas que han dañado la imagen de gobierno y de la democracia, cuide no violentar derechos civiles y políticos de ciudadanos y ciudadanas al amparo de no manchar una imagen de líder y de gobierno; ya que el ámbito del poder ejecutivo debe mantenerse al margen de los procesos democráticos de elección popular, delegando la expresión y voluntad al pueblo de Chiapas -en este caso- de tomar las decisiones que correspondan, con independencia de apellidos, familias, grupos o partidos. Aunque, si el presidente acepta que incide en las decisiones de elección, SÍ tiene sentido su expresión, pero aplicable a todos los morenistas diputados y senadores con aspiraciones, evitando el amiguismo e influyentismo.

Facebook: Roger Heli Diaz Guillén

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