Una mujer sin pelos en la lengua

El Heraldo de México
Luis Carlos Sánchez
Cuando la investigadora estadounidense Andrea H. Reyes comenzó a estudiar los ensayos periodísticos de Rosario Castellanos, de inmediato se percató que su trabajo “más contundente” había sido ignorado. “Sus editores habían evitado sus comentarios más controvertidos, sus comentarios políticos, preferían siempre cosas literarias, querían promoverla como profesora de literatura, pero ella siempre comentó la situación social o política en México, lo mismo pasó cuando hablaba de la situación de la mujer”, dice.
En vida, Castellanos publicó cuatro antologías que contienen unos 179 artículos, cuando Reyes decidió hacer su tesis doctoral para la Universidad de California sobre esos ensayos, quiso leerlo todo y contabilizó más de 330 textos que jamás habían sido vueltos a publicar desde que aparecieron en las páginas de Excélsior, entre 1963 y 1974. Opiniones políticas, en particular sobre el Movimiento estudiantil de 1968; una dura crítica a Octavio Paz y su Laberinto de la soledad; otro más sobre el miedo de los escritores a escribir sobre el gobierno o bien ideas poco aceptadas en la época sobre la condición de la mujer, causaban escozor.
Para Reyes, Rosario Castellanos fue una intelectual “sin pelos en la lengua” que habló abiertamente de las cosas que le preocupaban sobre México. Siendo hija de un terrateniente chiapaneco, recuerda la investigadora, hubo un suceso que marcó su vida y perfiló su visión crítica: “Es una intelectual que habla de lo que ve, ella habla directamente de lo que pasa en México y también se burla un poco de sí misma: de ser una niña que creció en Chiapas en el siglo XVII, por la situación de atraso que vio, y en un ensayo habla de la cosa más importante de su vida”.
“Dice que el personaje más importante de su vida fue Lázaro Cárdenas, que el hecho de que había insistido en seguir con la reforma agraria hasta Chiapas y quitarle las tierras a su papá, le cambió la vida por completo porque le quitó la opción de seguir su vida como terrateniente y la vida típica de Chiapas. Después de eso la familia tuvo que mudarse a la capital y.. decidieron dejarla ir a la Universidad, eso fue fundamental cuando había pocas mujeres con la posibilidad de ir a la Universidad”.

Foto: Colección Particular, Gabriel Guerra Castellanos.

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