Jorge Éver González Domínguez/Chiapa de Corzo, Chiapas jevergonzalez@hotmail.com
Encuentro mis voces interiores. Son muchas voces que a veces se
manifiestan en verso, en prosa o en la charla amena.
Enrique Hidalgo Mellanes (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1967). Doctor en Estudios Regionales. Fue colaborador en varios medios impresos, digitales y radiofónicos. Docente en la Escuela Normal Superior de Chiapas y en la Facultad de Humanidades, de la Universidad Autónoma de Chiapas. Integrante de varias asociaciones académicas y culturales. En tres ocasiones fue parte del Proyecto de Estímulos para Creación y Desarrollo Artístico (PECDA 1997, 2000 y 2010). Ex becario Conacyt.
Autor de los libros: Catalejo, Invocación, Premio Chiapas 1951 -1997, La fiesta del enojo. La tradición oral volcánica de los zoques de Chiapas, Premio de Poesía Jaime Sabines. Veinte años, Rituales al silencio y a la nieve, Pyongba Chuwe, la señora del volcán; Premio Chiapas 1951. 2018 (Algunos discursos) y Memorias y miradas.
El poeta considera que escribir le sirve para muchas actividades como trabajar, investigar y crear. Trabaja con los conocimientos humanísticos e Investiga varios fenómenos lingüísticos, históricos y literarios. Como creador, la escritura es su instrumento para inventar sus sentimientos y sus miradas hacia ese mundo poetizado y narrado. La escritura es la compañera de las oralidades que escucha en cada uno de los recorridos literarios que ha sido invitado.
En entrevista nos dice: “La poesía llega todos los días a mi vida. Tal vez, la primera poética que fui consciente fueron los aromas de la tierra húmeda, las flores del patio donde crecí, el olor de los molinos de maíz y cacao. La poesía escrita llegó con mis lecturas en las bibliotecas de la Escuela Secundaria del Estado, La Prepa 1 diurna y durante los tres grados académicos en la UNACH.
También, la poesía oral estuvo presente cuando participé como reportero cultural en el Instituto Chiapaneco de Cultura, Coneculta y en la UNICACH, además de mi trabajo en Radio Núcleo. Creo que al pertenecer los primeros años de la creación de la Asociación de Escritores y Poetas Chiapanecos, me hizo sensible al dialogo con los artistas, así que la poesía siempre está en mi vida.
Considero que la Literatura es uno de los grandes inventos de la humanidad. Eso que era efímero: la voz y los recuerdos, ahora se colocan en letras y dibujos, que van ordenando las creaciones de las sensibilidades humanas, es decir: nuestras pasiones se escriben para el primer lector, que siempre es el creador. Luego, están los demás: los lectores, quienes aceptan o rechazan lo inventado.
He sentido que lo más entrañable es que mi padre se maravillara al enterarse que yo ya había publicado varios libros. Y que en algunos de ellos estuvieran parte de nuestras vivencias. No olvido mi origen, esa raíz de las orillas del lado sur oriente de Tuxtla Gutiérrez.
A mi padre le platicaban de Enrique Hidalgo, hasta que preguntó el segundo apellido. Ahí entendió que los alimentos y la casa que siempre me dio, sirvió para ser el hombre quien siempre estuvo a su lado. Mi padre falleció hace un año.
Quisiera que me recordaran en mi trayectoria académica y literaria aunque siempre he estado acompañado, en algunas ocasiones cercanas y en otras distantes. Este recorrido es de constancia, permanencia, trazo seguro y reflexión cotidiana. Si en algún momento me quieren recordar, solo será porque he tomado pozol de cacao mientras entrevisté a muchos escritores o bien, que me evoquen sentado en una butaca del Teatro de la Ciudad durante la entrega del Premio Chiapas o del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines”.
Enrique Hidalgo es amigo de todos los poetas, sus palabras brotan de la más densa espesura de su conversación e irradian versos de la inagotable fuente de su sabiduría.
