Ramos y el espectáculo

Agencias
Diario de Chiapas
La afición portuguesa es una de las más internacionales de la Copa Mundial. Este martes 6 de diciembre se vio a indios, japoneses, coreanos, macedonios, italianos, canadienses, estadounidenses y mexicanos mezclando los colores de sus naciones con los del país luso durante el partido en el que este derrotó a Suiza, muchos de ellos luciendo la famosa camiseta número 7.
Es difícil desvincular a Cristiano Ronaldo de la popularidad que ha alcanzado la selección portuguesa. Por ese motivo, a gran parte de las decenas de miles de personas presentes en el Estadio de Lusail debió sorprenderles la decisión de Fernando Santos de empezar el partido con el genial punta en el banco de reservas, alineando en su lugar a Gonçalo Ramos al frente del ataque.
¿Era demasiada presión para un muchacho de 21 años? Ramos se estrenaba como titular en el Mundial con la misión de sustituir al único hombre que ha marcado en cinco ediciones del certamen. Tenía que liderar las ofensivas de una selección que intentaba alcanzar los cuartos de final del torneo apenas por tercera vez en la historia de su país, y que había sido eliminada las dos últimas ocasiones en que había disputado la fase de octavos.
Pero Ramos no tardó en demostrar que estaba a la altura del desafío. En el minuto 17 del primer tiempo, el delantero centro recibió el balón dentro del área y, como un jugador clásico de su demarcación, se escoró hacia la izquierda para luego soltar un zurdazo que superó los 106 kilómetros por hora y levantar de sus asientos a un público que hasta entonces solo había celebrado una aparición de Ronaldo en la pantalla gigante cuando sonó el himno nacional portugués.
Escaparse de la sombra de un compañero famoso para brillar con luz propia no supone novedad en Ramos: cuando compartía el ataque del Benfica con Darwin Núñez, el portugués actuaba en una posición más replegada, pero a raíz del fichaje del uruguayo por el Liverpool pasó a situarse más cerca del arco contrario y enseguida se disparó.